El conflicto entre patrones y obreros puede resolverse si aprendemos a ver el punto de vista ajeno. Cuando queremos resolver un problema no debemos identificarnos con el problema porque entonces nos convertimos en otro problema. Si queremos resolver el problema que existe entre patrones y obreros, debemos comprender que la solución de todo problema está en el problema mismo, es urgente tener la mente en paz para resolver los problemas. Sucede que cuando los trabajadores quieren resolver el problema de patrones y obreros, se identifican tanto con el problema que se convierten ellos en otro problema que no resuelve nada.
Necesitamos ante todo descubrir cuál es el factor principal que acaba con la PAZ dentro y fuera de nosotros porque la verdad es que en la mayor parte de los casos el error que vemos en otros está dentro de nosotros mismos.
Necesitamos descubrir cuál es la causa del conflicto entre patrones y obreros. Este problema sólo puede hacerse haciendo un enfoque preciso de la situación, esto requiere infinita quietud y suprema paz interior. Conociendo a fondo la causa verdadera del conflicto, este desaparece inevitablemente.
Debemos ser sinceros con nosotros mismos. Muchas veces la causa del conflicto está dentro de nosotros mismos. Realmente nunca sabemos ver el punto de vista ajeno y eso es gravísimo. A veces el patrón es culpable y otras veces el culpable es el trabajador que exige y exige hasta acabar con el patrón del cual vive.
La mayor parte de los problemas de la vida se debe a la falta de paz interior; estamos llenos de infinitas contradicciones y esto engendra discordia y conflictos. Somos pobres y queremos ser ricos, somos obreros y queremos ser gerentes, estamos ganando lo suficiente para vivir humildemente con todo lo necesario y queremos ganar más para sentirnos más poderosos.
Otras veces es el patrón quien crea los problemas, los trabajadores cumplen con su deber y él quiere que trabajen más horas de lo que la ley manda, los trabajadores producen y él quiere que produzcan el doble, los trabajadores exigen lo que es justo y él quiere que no exijan. Todos estos estados de contradicción y de lucha interna engendra problemas terribles, tremendos conflictos entre patrones y obreros, huelgas, paros, etc.
Un análisis de fondo, nos lleva a la conclusión lógica de que todos los problemas existentes entre patrones y obreros están dentro del individuo mismo.
Si realmente patrones y obreros quieren resolver su problema, es urgente que unos y otros se sinceren consigo mismos y resuelvan sus propios conflictos internos. Necesitamos primero estudiarnos a sí mismos para descubrir la causa del conflicto. Todo conflicto externo es tan sólo la proyección de un conflicto interno, los conflictos que vemos fuera están dentro de nosotros mismos.
Es necesario acabar con nuestras propias contradicciones internas si realmente queremos paz. Mucho se ha legislado sobre patrones y obreros, empero sólo por medio de la comprensión profunda se pueden resolver todos los problemas entre patrones y obreros.
El patrón debe enfocar sus problemas, con los trabajadores, honradamente, sinceramente, sin codicia, sin conceptos, sin orgullo, sin ira, etc.
Es urgente que el patrón realice una auto-exploración de sí mismo, de su propio yo, para descubrir el factor que originó el conflicto con sus obreros, es necesario que los obreros hagan lo mismo, que se investiguen a sí mismos sin codicia, sin orgullo, sin vanidad, sin egoísmo, etc., para descubrir dentro de sí mismos la causa que engendró el conflicto. Este estudio sincero de sí mismos es mejor que todos los códigos de trabajo.
La nueva era ha comenzado y si queremos resolver el problema entre patrones y obreros, debemos despertar la llamarada del entendimiento a una nueva actividad creadora. Debemos aprender a ver el punto de vista ajeno. No siempre el patrón tiene la culpa, no siempre el obrero tiene la culpa. Realmente la causa de todo problema está dentro de nosotros mismos.
Antes de protestar contra alguien, antes de hacer un reclamo, debemos examinarnos primero a sí mismos porque puede suceder que el error está únicamente dentro de nosotros y no en el prójimo.
La vida es una sucesión absurda de deseos fugases y vanos. Cuando comprendemos realmente que todos los deseos son vanos y pasajeros, cuando hacemos plena conciencia de que el cuerpo físico fue engendrado en el pecado y que su destino es la podredumbre del sepulcro, entonces desaparecen las vanas ilusiones y las internas contradicciones de la mente. Ciertamente la contradicción surge del deseo, y este de las vanas ilusiones.
La terquedad es un producto de las contradicciones de la mente, la terquedad es un resultado del deseo; muerto el deseo y las ilusiones, se acaba la terquedad y el conflicto.
Patrones y obreros en plena discusión, se aferran a su deseo; unos y otros quieren ver satisfechos sus deseos, unos y otros buscan satisfacción. El resultado de semejante proceder absurdo son los conflictos, el cierre de empresas, los paros indefinidos, etc.
No es justo que los obreros acaben con el patrón porque ellos viven del patrón. No es justo que el patrón acabe con la vida de los obreros porque el patrón vive de los obreros. Se necesita mutua comprensión.
Es urgente aprender a no identificarse con el problema, es necesario auto-explorarnos sinceramente y luego guardar silencio mental y verbal.
Cuando la mente está quieta, cuando la mente está en silencio adviene a nosotros la clave maravillosa que nos permita resolver el conflicto.
Mucho se ha legislado sobre patrones y obreros, pero ahora es necesario que nosotros nos hagamos sinceros con nosotros mismos. La causa del error está dentro del individuo mismo.
Los obreros deben aprender a cooperar con el patrón, el patrón debe cooperar con los obreros.
El obrero debe aprender a ver el punto de vista del patrón. El patrón debe aprender a ver el punto de vista del obrero.
Es absurdo que los obreros acaben con el patrón. Es estúpido que el patrón explote a los obreros.
Seamos sinceros con nosotros mismos. La sustancia de la sinceridad puede crear un orden de cosas y un mundo de sabiduría y amor. Ha llegado la hora de aprender a vivir. Es necesario que cada uno de nosotros aprenda a gobernarse a sí mismo. Cuando cada ser humano sepa gobernarse a sí mismo, ya no se necesitarán los gobiernos. Entonces reinará la paz verdadera.