911-caida-urss-postSólo una conclusión puede deducirse de todos esto: los Estados Unidos de América podrían destruir la Unión Soviética siempre que ellos quisieran.

Sólo habrían necesitado dejar de entregar el equipamiento moderno.

Washington continuó. Los Estados Unidos podrían haber derrotado fácilmente a los Comunistas Vietnamitas. Pero no quisieron hacerlo. Al contrario, se entregó equipo de guerra norteamericano moderno al Viet Cong. Y más de 58.000 jóvenes norteamericanos fueron sacrificados. Todo esto sirvió a los propósitos de la élite financiera (y los Estados Unidos tuvieron la oportunidad de experimentar con varias armas bacteriológicas y químicas). La élite financiera quiso mantener en el tiempo la Guerra de Vietnam cueste lo que cueste. Era una cubierta perfecta para el lucrativo comercio de narcóticos, según Dr Alfred W. McCoy.

Varios investigadores norteamericanos, incluyendo a Richard Pipes de Harvard, han señalado que los norteamericanos sólo necesitaban dejar de enviar su ayuda para derrocar a los Comunistas en Moscú. Antony Sutton enfatizó en una conferencia con la dirección del Partido Republicano, que esta arma eficaz nunca, por alguna razón, fue usada. Si la ayuda hubiese sido retirada, habrían salvado millones de personas del sufrimiento más terrible y habrían impulsado la causa de la democracia.

La ayuda a la Unión Soviética y sus estados satélites fue ocultada de muchas formas diferentes, principalmente como préstamos con intereses increíblemente bajos.

Era muy sabido que Moscú no podría permitirse el lujo de pagar ni siquiera intereses por estos préstamos. El reembolso no era esperado. Sólo en 1984, el bloque soviético recibió préstamos por un total de 50 mil millones dólares, al mismo tiempo que la tecnología moderna se entregaba gratis. (Det Basta, octubre de 1985) En 1984 la Unión Soviética debía 136.7 mil millones dólares a los bancos Occidentales, incluyendo 28.7 mil millones a varios bancos privados. (Svenska Dagbladet, 4 de mayo de 1985) A pesar de esto, «préstamos» sumando 200 millones de dólares, fueron entregados por el First National Bank de Chicago mientras que Morgan Guaranty, Bankers Trust e Irving Trust dio otros 200 millones de dólares a la Unión Soviética con un interés especialmente muy bajo. Estos préstamos no tenían seguros y el prestatario se suponía que debía comenzar a rembolsar después de seis años. El prestatario era permitido de usar el dinero para cualquier cosa – como si la Unión Soviética fuera el mejor cliente de los bancos.

Los archivos recientemente abiertos han revelado que Moscú hizo transferencia ilegales de dinero a los partidos comunistas alrededor del mundo.

Es más, algunos bienes se vendieron a la Unión Soviética a un precio mucho más bajo que en el mercado mundial. Los contribuyentes Occidentales tendrían que pagar la diferencia. La CEE «vendió» 100.000 toneladas de mantequilla a la Unión Soviética por aproximadamente 45 pfennigs por kilogramo, mientras los consumidores alemanes tenían que pagar más de 10 marcos alemanes por el kilogramo (100 pfennigs = 1 marco alemán).

Otras 100.000 toneladas de mantequilla se vendieron después a la Unión pg. 311 de 360 – 27 de septiembre de 2008 Por Juri Lina Soviética al precio más alto de 70 pfennigs por kilogramo. Todo según Expressen, 8 de agosto de 1987.

En los años 1984-1986, la Unión Soviética perdió aproximadamente 8 mil millones dólares en utilidades del petróleo (aunque el volumen de exportaciones fue aproximadamente el mismo) como resultado de la caída de los precios. Esto debe compararse con las exportaciones totales de la nación que sumaron 20-25 mil millones dólares. En 1989 la Unión Soviética logró apenas sólo 18 mil millones dólares, el valor de todas las exportaciones juntas (consistiendo principalmente en petróleo, oro y armas).

Una tercera parte del capital de exportación en 1990 fue gastada en grano.

Otros bienes también tuvieron que ser importados. Las importaciones de la Unión Soviética, pagadas en moneda occidental, aumentó un 23 por ciento en 1989 mientras que sus ingresos en la misma moneda, sólo aumentaron un 7 a 8 por ciento.

Los estados satélites y los países del tercer mundo a su vez, debían a la Unión Soviética 85 mil millones dólares que ellos no podrían rembolsar. El déficit del presupuesto soviético en 1989 era 100 mil millones rublos, constituyendo el 25 por ciento del presupuesto.

En la primavera de 1990 la Unión Soviética enfrentó una aguda crisis monetaria, la proporción de crecimiento anual había disminuido al dos por ciento, la inflación galopante era por lo menos un 23 por ciento y había una escasez de todos los tipos de bienes de consumo. Las huelgas hicieron la situación mucho peor. Moscú recibió nuevos préstamos que sumaban a 14 mil millones dólares de los bancos privados en Alemania, Francia, Italia, Japón y otros países a finales de 1990, según el periódico comercial de Moscú, ‘Kommersant’ ( 26 de noviembre de 1990).

A pesar de los precios muy bajos, la Unión Soviética llegó a deber inmensas cantidades de dinero a muchos países por artículos de primera necesidad. Moscú le debía al banco alemán la suma de 37.6 mil millones de marcos a finales de 1991 (Svenska Dagbladet, 27 de noviembre de 1991).

A varias compañías japonesas Moscú les debía un total de 200 millones de dólares en 1996. La Unión Soviética tenía una deuda externa por bienes de diferentes compañías occidentales que sumaban casi 10 mil millones dólares en la primavera de 1990.

Los ciudadanos soviéticos estaban cansados de nutrir a sus parásitos. Esa fue la razón por la cual solamente hacían como que trabajaban. Los Estados Unidos intentaron mantener a la Unión Soviética sobre el agua de todas las formas posibles. Washington envió ayuda por un valor de 15 mil millones dólares a la Unión Soviética en 1991 (Moscú no estaba obligado a pagar esto).

Wall Street calculó que Moscú necesitaría préstamos de 30 mil millones dólares por año para cubrir sus necesidades más vitales. Pero ellos recibieron sólo la mitad de esto. Varias compañías occidentales ayudaron a financiar la propaganda soviética en la Televisión Central de Moscú anunciando bienes que eran casi imposible de obtener en la Unión Soviética.

Las personas inteligentes en el imperio soviético comprendieron que los capitalistas no tenían ninguna intención de permitirles vivir una vida normal, ya que ellos constantemente enviaron más ayuda a la Unión Soviética y con ello prolongaron el sufrimiento de sus ciudadanos.

¿Por qué hicieron caer finalmente a la Unión Soviética? Fue cada vez más difícil para los Estados Unidos apoyar al imperio soviético, tal como parece de los hechos pg. 312 de 360 – 27 de septiembre de 2008 Por Juri Lina mostrados por Dagens Nyheter el 13 de julio de 1991. Norteamérica ya no tenía incluso, suficiente dinero para cubrir sus propios gastos. El gobierno norteamericano debía 4.000 mil millones dólares a los bancos privados en 1992.

Entretanto, el déficit del presupuesto en 1992 había aumentado a 285 mil millones dólares (Svenska Dagbladet, 30 de octubre de 1992).

Voice of América declaró en agosto de 1987 que los bancos norteamericanos le estaba prestando entonces, por lo menos 33 millones de dólares a la Unión Soviética y a otros estados Comunistas por día (mil millones de dólares por mes). El Ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Haig, se lamentaba: «Tendremos suerte si obtenemos 25 centavos por cada dólar.» Los bancos privados alemanes, británicos y franceses bombearon más de 11 mil millones dólares exclusivamente en la Unión Soviética durante los primeros diez meses de 1988. Voice of América proclamó ya en agosto de 1988 que ni siquiera todo los ingresos por impuestos de occidente podrían salvar la ineficiente economía soviética.

La CIA también había sobrestimado sistemáticamente el poder de supervivencia de la economía soviética. Fue declarado que la CIA cometió serios errores en sus análisis del desarrollo de la Unión Soviética, según Svenska Dagbladet, 5 de noviembre de 1989.

Había sólo una forma – Rusia tenía que cambiar a una economía de mercado. Toda posibilidad futura de crédito era ahora, completamente dependiente de esta condición.

Esto también fue subrayado en Budapest por el importante francmasón judío, Jacques Attali, director del Banco Europeo de Reconstrucción: «Si cualquier problema surge con la democracia, o si el gobierno es incapaz de continuar su política presente, nosotros detendremos la ayuda inmediatamente.» (Dagens Nyheter, 14 de abril de1992) Attali, un miembro de B’nai B’rith, era considerado como la eminencia gris detrás del francmasón François Mitterand, entonces presidente de Francia.

Los bancos occidentales urdieron un complot para minar la economía soviética a principios de 1991 y así acelerar la caída de la Unión Soviética. Inundaron el país con rublos sin valor y con ello causaron una hiperinflación, con la intención de deponer a Gorbachev. El Primer Ministro Valentin Pavlov reveló esto el 13 de febrero de 1991 en el periódico ‘Trud’. Este flujo grande de dinero en la Unión Soviética había sido bien preparado. Bancos en Austria, Suiza, Canadá y en Rusia se unieron en la operación. El Presidente Mikhail Gorbachev estaba perturbando el desarrollo hacia una economía de mercado y haciendo esto, estaba parado en el camino de la élite financiera.

La Unión Soviética intentó protegerse sacando todos los billetes de 50 y 100 rublos de circulación. Esto se proclamó a la nación en el programa de noticias Vremya en la Televisión de Moscú a las 21:00 el 22 de Enero de 1991. Se permitió que las personas comunes cambiaran su dinero viejo por nuevo, pero sólo en una suma igual a su sueldo mensual, no excediendo de 1000 rublos. El estado recolectó 40 mil millones rublos del valor de esos billetes de un total de 48 mil millones. Éste es un ejemplo de cómo ciertas fuerzas pueden mantenerse cuando los imperios se destruyen.

El público nunca supo sobre otra, aún más decisiva maniobra, una maniobra secreta realizada por los círculos financieros para desmantelar la Unión Soviética. Entre 14 y 19 mil millones dólares en divisas extranjera fueron sacados de la Unión Soviética en 1991. Como resultado, la producción se hundió drásticamente. (Noam Chomsky, «Usted no Puede asesinar la Historia», Gothenburg, 1995, pág. 511.) Esta acción inmediatamente arruinó a la Unión Soviética, ya que el 79 por ciento de la mano de obra trabajaba, de una manera u otra, en la industria de la guerra, que pg. 313 de 360 – 27 de septiembre de 2008 Por Juri Lina constantemente necesitaba divisas extranjera.

Incluso los vinos del Zar se vendieron en varias subastas en los años ochenta.

13.000 botellas de vino de Massandra, así como otras 62 botellas que habían pertenecido a la oficina ministerial, se vendió en Sotheby en Londres en marzo de 1990. Estas botellas de vino tenían un valor de casi un millón de dólares. Sacaron un precio de 280 dólares por botella en 1987. El oro y el suministro de diamantes también había sido significativamente reducido para pagar las facturas corrientes en los años ochenta. El Presidente George Bush informó a Mikhail Gorbachev el 27 de mayo de 1991 que se habían transferido 150 millones de dólares a la última cuenta bancaria en Suiza.

Gorbachev llamaba al Presidente Bush «mi amigo George».

Todo esto es evidente de una entrevista con el General de la KGB, N. Leontiev. La entrevista fue publicada en ‘Komsomolskaya Pravda’ el 26 de diciembre de 1995.

Gorbachev había prohibido que sus conversaciones telefónicas con Bush fuesen interceptadas. Sin embargo, la KGB interceptó y grabó todas las conversaciones.

Los líderes soviéticos hicieron un pacto secreto con los Estados Unidos después del derrumbe del Imperio soviético según el cual, las piezas de arte más importantes en el país serían transportadas a los Estados Unidos.

Rusia recibió tractores y grano a cambio. Estas líneas pueden leerse en el pacto: «Este contrato es secreto. Los expertos en Arte no sabrán de él. Si ellos lograran saber sobre esto, se pondrían histéricos. Esta es la razón por la cual es importante mantenerlo en secreto.» TASS logró obtener una copia del contrato en Nueva York. ¡Este acuerdo de Arte por trigo fue llevado a cabo el 29 de octubre de 1991, después del quiebre de la Unión Soviética! Éste fue uno de los últimos crímenes de Gorbachev contra el pueblo ruso antes de su renuncia en diciembre. Sus crímenes anteriores son expuestos en mi libro «»Bakom Gorbatjovs kulisser» / «Detrás del escenario de Gorbachev» (Estocolmo, 1987).

Poco después esto, el Presidente Bush envió ayuda en dinero para alimentos en la forma de un préstamo de 1.5 mil millones dólares a las Repúblicas soviéticas, (no incluía a los estados bálticos que ya eran independientes) préstamos que debían ser reembolsados (Expressen, 19 de noviembre de 1991).

Al mismo tiempo exigió que Gorbachev debía usar la violencia si fuese necesario.

El 8 de julio de 1992 en Munich, George Bush dijo: No hay bastante dinero en todo el mundo para salvar a Rusia. Ahora los rusos también tendrán que comenzar a trabajar».

(Aktuellt, Televisión sueca el 8 de julio de 1992) Siendo un influyente miembro de la Comisión Trilateral, Bush por supuesto sabía claramente de lo que hablaba.

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