Como publicista, Marx «pidió prestado» todos sus eslóganes. Fue Jean-Paul Marat quien formuló las frases «¡Los obreros no tienen Patria!» y «¡El proletariado no tiene nada que perder sino sus cadenas!». Tomó el eslogan la «¡Religión es el opio de los pueblos!» del escritor judío Heinrich Heine. Karl Schapper propuso originalmente «¡Obreros del mundo, Uníos!» Tampoco fue «La dictadura del proletariado» una de las ideas de Marx – Louis Blanqui fue el autor de ella.
En 1841, el Illuminatus Clinton Roosevelt, judío, publicó su libro «La Ciencia de Gobierno, Fundada en la Ley Natural» en que él basó sus doctrinas sobre las enseñanzas de Weishaupt. Seis años después, Marx usó los principios de Roosevelt para escribir su «Manifiesto Comunista». En este hábil trabajo, hizo la propaganda para estos planes del Illuminismo: la abolición de la propiedad privada, de la familia, el nacionalismo y patriotismo, el derecho de herencia, la religión y toda moral. Marx y Engels declaran indirectamente que un Gobierno Mundial debe construirse por la causa de los obreros.
El libro santo de los socialistas, «Das Kapital», publicado el 2 de septiembre de 1867. Paul Johnson demuestra esto en su libro «Los Intelectuales.» En 1867, «Das Kapital» vendió sólo 200 copias en toda la Alemania. Marx escribió sobre la situación de los tejedores en Silesia, escribió sobre la industria, aunque rehusó la oferta de Engels para visitar una fábrica de algodón.
Marx se encontró con algunos obreros por primera vez en 1845 en Londres y en la Asociación Educacional de trabajadores alemanes. Éstos eran obreros mayoritariamente cultivados, autodidactas y artesanos.
Ellos habrían preferido ver su situación mejorada gradualmente por vía de las reformas y el desarrollo social. Marx quería a los intelectuales de las clases medias como apoyo para sus ideas sobre la destrucción de la sociedad capitalista. Marx después, hizo todo lo que estaba en su poder para tener a los obreros socialistas lejos de las posiciones influyentes en la Internacional. Sólo por las apariencias, a unos pocos le fue permitido permanecer en los diferentes comités.
El conflicto más violento de Marx ocurrió cuando se encontró con el líder laboral, William Weitling en 1846. Marx acusó a Weitling de no tener ninguna doctrina.
Según Marx, uno no podría actuar por los mejores intereses de los obreros sin una doctrina.
Sólo la primera parte de «Das Kapital» fue escrito por Marx. Engels escribió el resto bajo las instrucciones de Marx. Sólo el octavo capítulo de la primera parte, «El Día Laboral», trata de la situación de los obreros. «Das Kapital» de ninguna forma es un análisis científico, ya que Marx presentó sólo hechos que apoyaran sus teorías.
Usó sólo una sola fuente para afirmar su teoría, el trabajo de Engels «Die Lage der arbeitenden Klassen in England» / «La Condición de la Clase Obrera en Inglaterra” publicada en Leipzig en 1845. Engels, hijo de un productor de algodón, sólo supo sobre la industria textil alemana y nada importante sobre esta industria en otros países. Su conocimiento de la situación de los mineros y los jornaleros agrícolas era despreciable, aún así escribió sobre la minería y el proletariado agrícola.
Dos cuidadosos investigadores, William O. Henderson y William H. Chaloner, hicieron una nueva traducción del libro de Engels en 1958, revisándolo y verificando sus fuentes y los textos originales para todas sus citas. Su análisis virtualmente aniquiló el valor histórico objetivo del trabajo y lo mostró como lo que realmente era: una propaganda política.
Engels hizo una conveniente selección para su trabajo de los hechos obsoletos de los años 1801 – 1818, jamás indicando que éste era el caso. Había también falsificaciones y citas incorrectas que sumaban un total de 23 páginas (más del 5 por ciento de las 354 páginas del libro). Henderson y Chaloner demostraron con su análisis que Engels no había sido honesto en su investigación.
Volver al Índice del Libro: “Bajo el Signo del Escorpión”