Para mantener la ilusión que el Judaísmo no tenía nada que ver con el Marxismo y que la religión Mosaica poseía realmente una amenaza ideológica al Comunismo Marxista, varios líderes comunistas (entre otros el propio Marx, Pierre Joseph Proudhon, François Marie Charles Fournier – todos judíos) hicieron algunas declaraciones, así llamadas, ‘críticas’ sobre los judíos.
Algunos de los líderes comunistas más recientes, también se han asegurado que sean acusados de antisemitismo para desviar las sospechas del Frankismo – Cábala del Comunismo. La mayoría de los así llamados, Sovietólogos e investigadores (que no tienen la experiencia personal del Comunismo) han permitido ser engañados por esta pantomima. Incluso Tommy Hansson cuyas simpatías yacen con la burguesía, disemina este mito más allá en su libro «Ideologi de Marxismens» / «La Ideología del Marxismo» (Estocolmo, 1989).
En 1844, Marx escribió en su artículo «Sobre la Cuestión Judía» que los judíos más o menos controlaban Europa, que su dios mundano era el dinero y que su negocio más importante era estafar el dinero de las personas por medio de opresivas tasas de interés.
Marx razonó: «¿Cuál es la base más profunda de la religión judía? Las necesidades prácticas, el egoísmo … ¿Qué es lo abstracto en la religión judía? El desprecio por la teoría, por el arte, la historia, para el hombre como objetivo en sí mismo – éste se ha vuelto el hombre que ama el dinero, la verdadera posición consciente del hombre y virtud… Tan pronto como la sociedad haya manejado librarse de la naturaleza empírica del Judaísmo, el trueque y sus condiciones, el judío llegará a ser inimaginable, porque entonces su consciencia ya no tiene un objeto … »
Él afirmó también firmemente: «Detrás de cada tirano, siempre hay un judío.»
Marx admitió que la sociedad cristiana estaba siendo Judeizada, poniéndose incluso más capitalista y rindiéndole culto al dinero cada vez más.
Toda persona inteligente sabía esto.
Cómo los judíos tomaron el comercio en la Galicia polaca en el siglo 19 no fue un secreto. Los negocios polacos fueron arruinados por el ingreso de comerciantes judíos.
Los complotados negociantes judíos comenzaron de pronto a vender sus mercancías a precios mucho más bajos que los polacos, de tal manera que en determinado momento, los negocios de los polacos fueron a la quiebra. Entonces los negociantes judíos subieron sus precios, ganando así el control total sobre todo el mercado de Galicia.
Siglos antes, el escritor romano Tácitus (54-119 D.C.) declaró: «Los judíos muestran sólo lealtad y misericordia con los miembros de su tribu.» Los negociantes judíos no vieron en esta ruina de los comerciantes polacos algo criminal, porque está escrito en el Talmud: «Cualquiera sea el pecado que cometa un judío, Dios igualmente le verá como bueno y sin defectos» (Chagiga 15b.) Tampoco era un crimen que los revolucionarios judíos le mintieran a los cristianos y otras personas que pueden ser engañadas fácilmente.
Según el Talmud, «El nombre de Dios no es profanado si un judío le miente a un Goy». (Baba Kamma 113b.)
En medio de la Guerra de Crimea, el 4 de enero de 1856, Marx reveló arrogantemente al New York Daily Tribune, que había una organización que estaba complotando en Europa y que sería la verdadera ganadora cuando Inglaterra, Francia y Rusia quedaran debilitadas por las pérdidas en las guerras.
Otros judíos también han sido así de abiertos. En su nueva novela «Coningsby», Benjamin Disraeli describió cómo una organización judía secreta gobernaba el mundo por medio de los bancos.
Mostró cuán fácil era para esta organización, destruir imperios y establecer otros, derrocar gobernantes e instalar nuevos en su lugar. Disraeli cuyo padre había inmigrado a Inglaterra desde Italia, estaba bien enterado en los secretos de los Frankistas y escribió que Alemania enfrenta una terrible revolución que se está preparando con la ayuda de los judíos; a la cabeza de los comunistas y socialistas están los judíos. El propósito era neutralizar a los cristianos y transformar el mundo en un mundo judío, con valores construidos sobre la violencia, la idea básica es que los problemas sólo pueden ser resueltos por el uso de la fuerza.
Disraeli declaró: «Creamos nuestra suerte y la llamamos destino.» Fue Disraeli quien usó por primera vez oficialmente el término «Gran Hermano» (o ‘Hermano Mayor, un término Masónico) acerca de un dictador. George Orwell hizo la idea extensamente conocida en su libro «1984.» Disraeli fue, y como es normalmente conocido, Primer Ministro de Gran Bretaña en 1868 y entre los años 1874-80. Él fue ordenado Caballero y luego se transformó en Lord Beaconsfield.
¿No encuentra extraño que Marx fuese acusado posteriormente de antisemitismo pero no se acusara a Disraeli que describió el mismo fenómeno? O ¿Tenía algo que ver con el hecho que Marx se mostró abiertamente como comunista pero no Disraeli que era un conservador? Tampoco ha sido acusado de antisemitismo uno de los grandes autores ingleses, el autodidacta Herbert George Wells (1866-1946).
En 1939, él publicó un libro con el título «El Destino del Homo Sapiens» dónde escribió lo siguiente acerca de los judíos ortodoxos: «Toda la pregunta se dirige hacia la idea del Pueblo Escogido que este remanente adora y mantiene, y que es la ‘misión’ de este remanente de adorar y mantener». Es difícil no considerar esa idea como una conspiración contra el resto del mundo … Casi todas las comunidades con las que los judíos ortodoxos han entrado en contacto, han desarrollado más pronto o más tarde y actuado sobre esa idea de conspiración. Una lectura cuidadosa de la Biblia no hace nada para corregirla; allí de hecho, usted tiene la conspiración clara y llana. No es simplemente la conspiración defensiva de un pueblo inofensivo y bueno, ansioso de mantener sus amadas, elegantes y viejas costumbres de lo que nosotros estamos tratando. Es una conspiración agresiva y vindicativa.
El filósofo judío Erich Fromm también admitió que los revolucionarios eran verdaderos criminales.
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