moses-hessEl culto a la violencia de Karl Marx fue fortalecido por un comunista Frankista, a quien encontró en 1841, cuando él tenía 23 años. Este hombre se llamaba Moritz Moses Hess.

Moses Hess nació el 21 de junio de 1812 en Bonn, hijo de un adinerado industrial judío. Murió el 6 de abril de 1875, en París y fue enterrado en Israel. Puede mencionarse que él fundó el Partido Social Demócrata Alemán. En «Judisches Lexikon» (Berlín, 1928, pág. 1577-78) es llamado: Rabino comunista y padre del Socialismo moderno.

En 1841, fundó el periódico Rheinische Zeitung y un año más tarde convirtió a Marx, de 24 años, en su editor. Theodor Zlocist publicó un interesante libro sobre él en 1921, «Moses Hess, der Vorkampfer des Sozialismus und Zionismus.»/»Moses Hess, Adalid del Socialismo y el Zionismo» Parte de las terribles ideas del mundo de Moses Hess se descubren en su libro «Roma y Jerusalén.» Foto: Moses Hess Moses Hess transformó rápidamente al joven Marx en un francmasón, un agitador socialista y en su favorito. Marx aún no era comunista. Él escribió en Rheinische Zeitung del cual fue editor durante los años 1842-43: «Los esfuerzos de las masas por llevar a cabo las ideas comunistas pueden ser contestadas por un cañón en cuanto ellos se pongan peligrosos … «.

Creía entonces, que estas ideas eran impracticables. Moses Hess, esencialmente corrigió todas estas opiniones. Se transformó en la eminencia gris detrás de Marx, guiando e influyendo intensamente en el trabajo de su protegido.

En París, en el otoño de 1844, Moses Hess presentó a Marx, de 26 años entonces, a Friedrich Engels que era mitad-judío y era dos años más joven. Esta reunión sentó las bases para una larga colaboración. Engels también había expresado ideas cristianas en su juventud: «Tenía sed de una conexión con Dios.

Mi religión era y es un mundo pacífico y bendecido y debería estar agradecido de él, ya que va a estar conmigo aún después de mi entierro. No tengo ninguna razón para suponer que Dios debería quitármelo. La persuasión religiosa es una cosa del corazón. Oro todos los días, de hecho casi todo el día, por la verdad. Busco la verdad por todas partes, incluso dónde espero encontrar sólo una sombra de ella. Las lágrimas fluyen cuando escribo esto. Me muevo a través de y por, pero siento que no me perderé.

Vendré a Dios por quien mi alma entera anhela.» (Marx y Engels, «From Early Works»/»De los trabajos iniciales», Moscú, 1956, pág. 306.) Pero Engels cayó, una vez que él se encontró con Moses Hess en Cologne.

Después de esta reunión Hess escribió: «Él partió de mí lado como un Comunista fanático. Así es como yo produzco estragos … » (Moses Hess, «Trabajos Seleccionados», Cologne, 1962.) Fue este mismo Moses Hess, quien pensó la rencorosa base de la ideología socialista-comunista. Él también fue el primero en recomendar, como una idea fundamental, que toda la propiedad privada debe ser abolida. Alejandro Volodin llamó a Moses Hess “un filósofo» en su libro «Herzen» (Tallinn, 1972, pág. 97).

¿Cuáles fueron sus notables ideas entonces? En sus escritos, Moses Hess enfatizó la necesidad de agitar las clases sociales, una contra otra y de esta forma imposibilitar la cooperación. Quería provocar una revolución socialista con la ayuda del Judaísmo, el racismo y la lucha de clases.

Enfatizaba que el Socialismo era inseparable al internacionalismo, ya que los socialistas no tienen patria. El verdadero socialista no puede tener nada que hacer con su nacionalidad. También declaró: «¡Esto no se aplica a los judíos!».

Hess creía que el internacionalismo servía a los intereses del Judaísmo. Escribió: «Quienquiera que niegue el nacionalismo judío, no sólo es una apóstata, un renegado en el sentido religioso, sino también un traidor a su pueblo y a su familia.» (Moses Hess, «Trabajos Seleccionados», Cologne, 1962.) La bolchevique Rosa Luxemburgo también era simultáneamente una internacionalista y una gran patriota judía – ella incluso comía exclusivamente comida judía kosher.

En su «Catecismo Rojo para el Pueblo Alemán», Moses Hess reveló: «La revolución socialista es mi religión.» Convenientemente pensó, que esta lucha brutal por el poder socialista debía ser emprendida bajo el rojo estandarte familiar de Rothschilds. Moses Hess escribió al líder socialista judío Ferdinand Lasalle: «Uso la espada contra cualquiera que se oponga a la lucha del proletariado.» (Moses Hess, «Correspondencia», La Haya, 1959).

Lo que realmente quiso decir era ‘a la lucha del Judaísmo’.

El agitador radical Hess, sin embargo, no era ateo, escribió: «He sido educado moralmente por las oraciones hebreas». (Moses Hess, «Roma y Jerusalén», 1860.) Hess también explicó que el Judaísmo pasaría a ser una ideología atea, socialista y revolucionaria. Enfatizaba que a los judíos se les había dado el rol de cambiar la humanidad en un animal salvaje, tal como describe en su artículo «Acerca del Sistema Monetario». («Rheinische Jahrbucher», Vol. 1, 1845.) Más tarde, Marx y Engels declararon abiertamente que muchas de las ideas de Hess merecían un amplio reconocimiento.

El judío húngaro, Theodor Herzl, desarrolló aún más la doctrina sionista de Moses Hess en 1890.

Otro de los guías de Marx, Levi Baruch, le enfatizaba que la elite revolucionaria de judíos no rechazarían el Judaísmo y que ellos deberían ser llamados traidores a su propio pueblo si ellos lo hicieran.

Algunos judíos, ocultos como falsos cristianos, habían alcanzado las posiciones más altas en la Iglesia y en la administración civil de los pueblos en España en el sigo XVI, (el Inquisidor Lucero y muchos otros). Baruch propagaba las mismas tácticas para los “judíos revolucionarios” – ellos esconderían su Judaísmo detrás de la fraseología marxista.

Cuando una de las cartas de Baruch a Marx fue publicada, sus contenidos causaron un gran escándalo, el cual quisieron silenciar prontamente. Esta carta explicaba, entre otras cosas, que sería fácil para los Judíos tomar el poder con la ayuda del proletariado. Así los nuevos gobiernos serían dirigidos por judíos, que prohibirían toda la propiedad privada de tal manera que todas estas riquezas llegaran a las manos judías, o harían a los judíos los administradores de las fortunas y propiedades. De esta forma, un viejo sueño del que habla el Talmud, a saber, que todas las riquezas del mundo quedarán en las manos de los judíos, sería cumplido. En su carta, Baruch también le deja claro, que las metas del Judaísmo eran el poder sobre todo el mundo, la mezcla de las razas, la abolición de fronteras nacionales, la eliminación de las familias reales y finalmente la fundación del Estado Mundial Sionista. (Salluste, «Los orígenes secretos del Bolchevismo», París, 1930, pág. 33-34.)

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Nota de TaoTV: La presente obra del autor sueco Jüri Lina, “Bajo el Signo del Escorpión”, es una obra de periodismo investigativo en archivos históricos, literatura y documentos de  inteligencia desclasificados que ha recibido poca difusión debido a las presiones de los poderes fácticos que buscan la supresión del relato de los acontecimientos históricos en pro de que se cuente únicamente la historia oficial que es más afín a los intereses de las élites. A la luz del taoísmo, Karl Marx realizó un aporte histórico sin precedentes al lograr justicia para la clase obrera a nivel mundial, a tal punto que ahora los trabajadores pueden acudir a instituciones gubernamentales e internacionales que velan porque los empresarios se apeguen a las leyes laborales promoviendo así la paz social, el orden y el progreso de los países. Para conocer un poco más sobre Karl Marx dentro de la enseñanza del tao, leamos la doctrina emitida por el Maestro Kelium Zeus en una conferencia al Brasil.