Algunas fuentes, sobre todo las cristianas, afirman que el prototipo ideológico de Weishaupt fue la «República» de Platón. Estas afirmaciones están desencaminadas. Weishaupt (a pesar de su odio por ellos) admiró las tácticas, la disciplina y la habilidad de organización de los Jesuitas, su habilidad de poner los talentos al buen uso y su devoción por su causa.
Ya que fueron los Jesuitas quienes educaron a Weishaupt, él estaba familiarizado con sus experiencias de crear sociedades totalitarias y su prototipo fue sobre todo el control totalitario y teocráticos, el cual los Jesuitas implementaron, a pesar del poder central español, en Paraguay en 1609. Este estado esclavo existió oficialmente durante 159 años, hasta 1768 cuando Weishaupt era un estudiante de veinte años. Los Jesuitas le llamaron a este «encomienda de servidumbre», significando misión o protección.
Los hechos que yo encontré en la disertación de Carl Morner «Una Cuenta de la Historia del Paraguay y las Misiones Jesuitas en Relación con el Descubrimiento del País hasta 1813» (Uppsala, 1858, pag. 92-102) requiere consideración. Según Morner, cada misión tenía un concilio municipal, que llevaba a cabo las órdenes de los Jesuitas. Los Jesuitas seguían un método de tipo comunista, usando habilidad y violencia. Indios Guaranís de ambos sexos y de todas las edades fueron forzados a trabajar para la misión. Los indios no tenían ninguna propiedad personal. Todo el producto se recogía en almacenes comunales. La comida o vestimenta que los indios necesitasen, así como las necesidades generales de la comunidad, eran distribuidos desde éstos almacenes.
Los Jesuitas vigilaban el trabajo de la misma forma que en una fábrica.
Los Jesuitas habían introducido el deber de trabajar.
El suministro de comida y de otras necesidades de los indios dependían de los resultados de producción. La estructura de poder era centralizada y el trabajo se realizaba en grupos. La comunidad incluso organizaba entretenciones. Cuando se aplicaba el castigo, los indios debían besar la mano del ejecutor de justicia, agradecerle y expresar su remordimiento.
La dirección de la comunidad comprendía sacerdotes Jesuitas de Italia, Inglaterra y Alemania. Ellos habían acordonado el área de una forma que recuerda un ghetto o Europa Oriental detrás de la cortina de hierro. Todo esto fortaleció la idea que los Jesuitas aspiraban a crear un estado independiente.
Se tentaba a los nativos «salvajes» de las áreas cercanas a entrar en las comunidades cerradas, con buena comida, bondad, fiestas y música. No había ninguna sugerencia de la coerción y servidumbre que vendría. Luego la trampa se cerraba alrededor de ellos. Los Jesuitas distribuyeron a los «salvajes» entre las misiones en el Río de Paraná. Muchos huyeron a sus casas en las selvas sólo para ser esclavizados nuevamente más adelante.
Los indios fueron convertidos en criaturas desvalidas, dependientes. Sus oportunidades para el desarrollo espiritual fueron truncadas. Los sacerdotes Jesuitas especiales (como el politruks) adoctrinaban a los indios para no expresar su descontento.
La Cristiandad, originalmente una religión diseñada para los esclavos, fue usada hábilmente.
Al mismo tiempo, intentaron acostumbrar a los indios a una actitud militarista y de esta manera se transformaban en las herramientas de sus amos, sin pensamiento o voluntad propia.
Paraguay fue un ejemplo de estandarización, del «derecho de co-determinación», la mentalidad de fábrica, el método comunista, una cortina de hierro (el área se convirtió en un ghetto), politruks, servidumbre, violencia, propaganda y militarismo.
Un hecho interesante es que principalmente Jesuitas centro-europeos (de origen judío) fueron escogido como líderes de las misiones de Paraguay.
La información sobre las condiciones reales, en determinado momento, alcanzaron el mundo exterior a pesar de toda la hipocresía y falsía. En 1759, a los Jesuitas se les ordenó liberar a los indios y abolir su sistema de aislamiento. Naturalmente, los Jesuitas afirmaron que todas las imputaciones en su contra eran falsas pero aún así admitieron que algo debía hacerse y se ofrecieron para ayudar a los indios a adquirir gradualmente nuevamente su independencia. Ellos no tenían alguna intención de mantener su promesa.
Entretanto, en Europa, la animosidad contra la Orden Jesuita creció y el Rey Carlos III de España expulsó a los Jesuitas de todas sus provincias en 1767. Los Jesuitas en Paraguay compartieron el destino de sus hermanos. Un año después, en 1768, dejaron sus misiones oficialmente sin resistencia – misiones que habían, a través de su estilo de vida comunista, ahogado el desarrollo espiritual de los indios. Con esto, los Jesuitas habían recogido la experiencia en adoctrinar naciones indias sumamente amantes de la libertad, y de transformarlos en esclavos obedientes en su «comunidad.» Dentro de sólo ocho años, en 1776, el desertor Jesuita Adam Weishaupt formó la Orden del Illuminati. En el hecho real, los Jesuitas mantuvieron sus ghettos hasta el XIX.
La esclavitud fue abolida en 1843.
muy buenas explucaciones lis felicito