Si ya eres un usuario consolidado de los aceites esenciales, sabrás cuán beneficiosos son –en todo sentido- para la salud. Pero si eres un principiante o apenas has escuchado hablar del tema pero nunca experimentaste por ti mismo, seguramente leerás este artículo con avidez y mucho interés.
Trataré de responder algunas cuestiones básicas que seguramente te estás preguntando, pero mi primera apreciación es decir que comenzar a usar aceites esenciales es apenas el comienzo de una especie de viaje aromático, que disfrutarás de múltiples maneras, por lo que claramente es una especie de viaje sin retorno.
Lo primero que me parece importante aclarar es que no hay que confundir el concepto aromaterapia, con el aroma que puedan tener los aceites esenciales. Dicho de otro modo: un primer error común es comprar aceites esenciales con poco conocimiento y sólo por el hecho de que “huelen bien”.
¿Cuál es la gran diferencia? Muy simple, los aceites de fragancia pueden ser agradables al tacto o para los masajes, pero no son lo mismo que los aceites esenciales: sólo éstos últimos ofrecen los beneficios terapéuticos que significan un beneficio para la salud.
Entonces… ¿qué hacer? Primero que nada, leer mucho sobre el tema, informarse con personas y fuentes fiables, es decir en quienes puedas confiar. No te quedes con la primera publicación de Internet que aparezca en tu buscador: sé selectivo de donde compras tus aceites esenciales pues la calidad de los mismos varía ampliamente de una marca o fabricante a otro. Por ejemplo, un riesgo común que no es sencillo de comprobar por nosotros simples usuarios finales, es que algunas empresas suelen afirmar falsamente que sus aceites no están diluidos o que son cien por ciento puros… cuando no es así.
Lo cierto es que los aceites esenciales son herederos de culturas milenarias, grandes conocedoras de los atributos benéficos de las flores y los árboles en una época en que sólo ellos eran los insumos para elaborar productos con fines medicinales. Todas las civilizaciones antiguas dependían de curas extraídas de plantas para curar sus enfermedades y cuidar la salud de su gente o simplemente mejorar su calidad de vida.
El concepto entonces, detrás de la aromaterapia es que ella basa todo su potencial en aceites esenciales elaborados a partir de plantas y que su objetivo es mejorar nuestra salud o condición física. No es fantasía… no es producto de la imaginación de unos pocos y tampoco se trata de ilusas creencias sin fundamento: los tratamientos de aromaterapia han demostrado un rendimiento increíble en numerosos casos que están documentados rigurosamente.
¿Qué tipo de dolencias es posible tratar con aceites esenciales? En primer término destaco que no tienen que ser usados sólo cuando la salud está quebrada o deteriorada: también se pueden usar simplemente para sentirnos mejor. Los principales beneficios que puedo mencionar son la mejora del estado de ánimo, la relajación después de un día difícil, la necesidad de un “cambio de aire” en el ambiente de tu hogar. Pero abordando problemas de salud concretos, es muy frecuente su uso para curación y el mantenimiento de problemas de la piel, el fortalecimiento del cabello, la protección del sistema inmunitario y del sistema digestivo y mejoras diversas en relación al sistema respiratorio.
Hay países en los que –de hecho- la aromaterapia es parte de la medicina clásica, con algunos aceites esenciales incluso se prescriben como medicamentos y solo pueden ser comprados o recomendados por un médico. Tal el caso de Francia, por ejemplo donde se utiliza un procedimiento llamado Aromatograma que es personalizado para cada paciente.
En suma, el mundo de los aceites esenciales es un ámbito que vale la pena explorar: será todo beneficio, no lo dudes.