Un nuevo informe que circula en el Kremlin preparado por el Consejo de Seguridad (CS) para el Consejo de la Federación (FC) expresa «pavor /terror» que una élite de líderes del Partido Republicano estadounidense se han aliado al presidente Barack Obama y a la ex Secretario de Estado Hillary Clinton con un plan, que si tiene éxito, podría lograr que todas las ciudades, pueblos y ciudades de los Estados Unidos sean sovietizados por lo tanto destruyendo para siempre la clase media de ese país.

De acuerdo con este informe, la sovietización (también llamada colectivización) fue una directriz de inspiración comunista impuesta a los pueblos de Rusia, en 1927, por Joseph Stalin – cuya hostilidad particular, hacia los campesinos ricos o kulaks, se puso de manifiesto cuando «desapareció» a 5 millones de ellos mediante las deportaciones forzadas internas. La sovietización forzada de los campesinos restantes, que a menudo se resistían ferozmente, dio lugar a una interrupción desastrosa de la productividad agrícola dando como resultado la catastrófica hambruna de 1932-1933.

La principal «razón y propósito» ideológico detrás de la movida comunistas para sovietizar Rusia, este informe explica, era acumular todo el poder y la riqueza del estado en manos de una clase élite de gobernantes que por la década de 1990 había tenido tanto éxito que el 10% de los ciudadanos soviéticos más ricos eran siete veces más ricos que el 10% más pobre, una diferencia que fue, de hecho, considerablemente mayor que en muchas social-democracias capitalistas.

Siguiendo el camino de estos comunistas, este informe señala, el régimen de Obama ha comenzado su propia movilización hacia sovietización con lo que denomina una «legislación final» titulada Affirmatively Furthering Fair Housing (AFFH) que, una vez completamente implementada destruiría todas las leyes locales de zonificación en el Estados Unidos y eliminaría todos los suburbios de las ciudades de los Estados Unidos obligando a la mayor redistribución de esta población en toda la historia de la nación.

Aunque muchas leyes de tipo soviético-comunista como la AFFH se han introducido en el Congreso de Estados Unidos durante décadas por políticos y administraciones de izquierda, este informe continúa, siempre han sido recibidos con «resistencia destructiva» por el partido Republicano,  hasta en diciembre pasado (2015) cuando el líder del Senado de Estados Unidos, Mitch McConnell y el líder de la Cámara Paul Ryan eliminaron de la Ley General para Gastos, a la enmienda  Gosar que habría impedido que los planes del régimen de Obama de sovietizar los Estados Unidos.

Lo que es peor, dice este informe, la semana pasada el Senado de Estados Unidos, también, derrotó una enmienda para impedir la ley de sovietización de Obama y que sólo pudo llevarse a cabo al ser apoyada por 16 senadores del Partido Republicano, muchos de los cuales son feroces críticos de Donald Trump y han expresado su apoyo a Hillary Clinton.

Lo más interesante, quizás, a tener en cuenta en este informe es la historia de Estados Unidos en relación con eñ proceso de sovietización de esta nación que se inició en la década de 1930 por el líder comunista estadounidense Saul Alinsky, quien fue el maestro del presidente Obama en política radical y a quien Hillary Clinton, en 1969, dedicó su tesis de graduación a alabarlo y mantuvo contacto con él hasta su muerte.

Saul Alinsky, este informe continúa, al igual que todos los comunistas que han abogado por la sovietización de sus naciones, creían que los ciudadanos comunes no eran capaces de gestionar sus vidas sin ser supervisados por una clase elite, sino que, también, se dio cuenta de que antes de que una revolución pudiera suceder, las masas de una nación tendrían que ser reducidas a la pobreza y la nación a la bancarrota antes de que la población pudiera ser movilizada para derrocar a su gobierno.

El «Plan maestro» de Alinsky para llevar a cabo la sovietización de América, este informe señala, se esbozó en su libreo de 1971 Reglas para Radicales que dedicó a Satanás al escribir: «Para que no olvidemos al menos un reconocimiento al primer radical: de todas nuestras leyendas, la mitología y la historia… el primer radical conocido por el hombre que se rebeló contra lo establecido y lo hizo con tanta eficacia que al menos ganó su propio reino – Satán»

Para el éxito de «plan maestro» de Alinsky para destruir Estados Unidos, este informe continúa, ya no está en duda, que en la última generación de los regímenes combinados de Bush-Clinton-Obama han recreado un Estados Unidos donde hoy casi el 25% de su población activa se mantiene sin trabajo, el nivel de pobreza ha alcanzado niveles no vistos desde la Gran Depresión, su triturante deuda nacional se acerca a $20 trillones de dólares, y cuyo gobierno el año pasado se dice que sea convertido ahora en una oligarquía gobernada por sus élites.

Luchando casi en su totalidad solo contra aquellos oligarcas Obama-Clinton-republicanos que buscan sovietizar Estados Unidos, este informe concluye, está Donald Trump, que en lo que va a ser etiquetados por los historiadores futuros como el giro más irónico jamás visto en la política estadounidense, está utilizando el propio «plan maestro» de Alinsky contra todos sus enemigos y como se indica en las Reglas para Radicales del libro de Alinsky cuyas tácticas Trump hilarantemente sigue a la letra y ha desatado la locura entre las élites estadounidenses al usar estas máximas de Alinsky:

«El ridículo es el arma más potente del hombre.» No hay defensa. Es irracional. Es exasperante. También funciona como un punto de presión clave para obligar al enemigo a hacer concesiones.

«Mantener la presión. Nunca aflojar.» Sigue intentando nuevas cosas para mantener fuera de equilibrio a la oposición. A medida que la oposición domine la situación, golpearle desde el flanco con algo nuevo.

«Si se presiona lo suficiente una situación negativa, la situación cogerá empuje y llegará a ser algo positivo.» La violencia desde el otro lado puede ganar el favor del público a tu lado porque el público se solidariza con el caído.

«Escoge el objetivo, congélalo, personalízalo y polarízalo.» Corta la red de apoyo y aislar el objetivo de cualquier simpatía. Hay que ir tras las personas y no las instituciones; la gente queda herida más rápido que las instituciones.