Este libro ha sido publicado quizá con demasiada precipitación. Yo tenía recogida una gran cantidad de apuntes y cierto día, en el hospital donde quería confirmar mis experiencias, alguien, y no precisamente los médicos, sino quien tiene en algunos hospitales de España más jurisdicción que los mismos médicos, me indicó deshaciéndose en cumplidos y reverencias, que no sentía, el lugar que el carpintero había dejado destinado a salida, y como a mí me basta la más ligera indicación para comprender lo que se me quiere decir, me retiré.
Comprendí entonces que era necesario primero ilustrar al público y me puse inmediatamente a escribir este tratado.
Me molesta mucho corregir pruebas de imprenta; es un trabajo que odio, y si el lector ha encontrado que faltan comas, le suplico que las ponga donde crea necesario. Por eso no haré fe de erratas, pues no creo en las faltas de imprenta, ya que si pasan desapercibidas para el lector, dejan de ser faltas, y si las ve, ya se ha enterado y, por lo tanto, tampoco lo son.
Los dibujos de las líneas en los diseños de la mano no son siempre exactos porque quise, ante todo, guardar cierta uniformidad, marcando lo esencial y dejando las líneas que no importaban, y señalando las otras con puntos como si fueran mareas.
El diagnóstico de la quirología no es fatal. Las señales prueban sólo predisposiciones. Las líneas aparecen y desaparecen según el estado de salud. Depende, pues, del hombre, el corregirlas y no es culpa de signos fatales si se enferma.
No me extrañará que con este libro, y con la Quirología en general, suceda lo que ha sucedido siempre con las obras que se han apartado .de los derroteros trillados, tomando por senderos ignorados hasta su aparición.
Se criticará mi obra despiadadamente, duramente; es muy posible que alguien me llame loco o se permita emplear peores calificativos; muchos se mofarán y se reirán; pocos la tomarán en serio.
No me importa: cuando al correr de los tiempos alguien de buena voluntad recuerde que yo no he dicho nada nuevo, sino que la Quirología es antiquísima y el diagnóstico por 18s eminencias, formas y líneas de la mano era cosa natural y basada en la ciencia, quedaré libre de todos los prejuicios que se habían formado con respecto a mi obra.
Día llegará en que se emplearán los conocimientos que aquí expongo, se estudiarán, se formarán estadísticas y se verá que es algo muy serio y de extraordinaria importancia, y estoy seguro que la semilla que con tanto- amor a la humanidad siembro con este tratado, dará hermosísimos frutos que se manifestarán en sucesivos métodos, escritos también con amor y voluntad; unos serán peores, otros superarán a lo por mí escrito; pero todos tenderán a la misma idea, esto es: a evitar sufrimientos y enfermedades, puesto que la mejor prevención de una enfermedad es un diagnóstico exacto a tiempo.
Da posteridad me hará justicia, y cuando hayan pasado muchos años después que yo haya dejado de existir materialmente, podrán decir a mis hijos que su padre produjo algo original y bueno en la ciencia de curar.
Entonces recogeré el pago a mis trabajos: este reconocimiento tardío será el mayor galardón que podrá dárseme a los veinticinco años de estudios y observaciones.
Para comprar un caballo siempre se mira la consistencia, la forma, el tamaño de la uña, y basta que presente una uña algo deteriorada para que ya no tenga valor. Los veterinarios mismos, para apreciar la calidad y la raza de un animal bovino, observan las rayas, los anillos que tienen en los cuero nos, y todo el mundo lo considera como cosa perfectamente natural. Pero al médico que se le ocurre examinar las uñas al enfermo, es inmediatamente criticado por aquellos mismos que aplaudían la labor del veterinario.
Puede ser que me ocurra con este libro, parodiando el dicho catalán: «Em tirem tomaquets»; pero estos tomates se convertirán en laureles en años venideros.
Hace unos treinta años, cuando apareció el primer diagnóstico por el iris, despert6 la hilaridad general, y más tarde apareció un ejército de iridiologos que en la actualidad viven a la sombra de esta ciencia.
Lamentaría que ocurriera lo mismo con este tratado, y para evitar el abuso con la Quirología, se ha fundado una Sociedad Internacional con representantes en todas las naciones, que darán cursos de este arte y certificarán la competencia de cada quirólogo. Tengo el honor de formar parte de la comisión examinadora.
El público debe, pues, dirigirse a los que saben, que son una garantía suficiente para evitar la explotación clandestina de esta ciencia, que todos los que hemos sacrificado nuestra actividad de muchos años a su estudio, tenemos interés en conservarla con la máxima pureza posible.
La figura que representa la mano normal, no salió enteramente a mi gusto; representa la mano de una mujer, que al hacer el alisé se alarg6.
En la figura No 35, pag. 41, el dibujante omitió poner el Cinturón de Venus con una isla. Esta equivocación provino de qué sacamos un dibujo antes y después de la curación, y debió haberse puesto el primero y no el último.
Los signos dibujados en la página 62, fig. 34, no aparecen tan exactos en la mano. Como en España, en las fundiciones tipográficas, no existen otros, tuve que tomar estos para dar .una idea.
Queda avisado el lector.
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