En Terapéutica, sólo el éxito decide.

Este capítulo pertenece y no pertenece a. este tratado, ya que no encierra conocimientos de diagnóstico, sino que invade el terreno de la terapéutica, pero como el tratamiento es por medio de la mano izquierda, creí útil añadirlo.

La ambidextríaes una ciencia nueva, sobre todo en España, donde muy poco hemos oído hablar de ella: Como tratamiento a ningún médico español se le ha ocurrido aplicarla. No así en otros países, sobre todo en aquellos que tomaron parte activa en la guerra, y en los que existen ya especialistas que se dedican a esta nueva ciencia.

Si abrimos la Biblia, en el Libro de los Jueces, cap. 20; verso 16, el escritor sagrado nos narra que la tribu de Benjamín, tenia setecientos ambidextros! los cua1es habían ejercitado su habilidad de la mano izquierda en tal grado, que, tirando una piedra con honda, acertaban un cabello.

Vemos, pues, que, según el autor bíblico, los zurdos son seres excepcionales con facultades más desarrolladas que los demás.

Cuando en los últimos años se transitaba por las calles de las grandes urbes europeas despertaban nuestra conmiseración los inválidos de la guerra, los mancos, cojos y sobre todo los ciegos; pero había otros y en número quizá mucho mayor, cuyos defectos permanecían ocultos, no saltaban a la vista, era el gran ejército de aquellos que habían quedado con defectos en el lenguaje a consecuencia de un golpe o de una emoción nerviosa violenta.

Muchos quedan de éstos todavía y hay unos que han perdido el uso del lenguaje en absoluto, y otros que no pueden pronunciar ciertas letras, y por último la falange de tartamudos.

Al principio, llenáronse los hospitales con estos enfermos. Los médicos emplearon toda clase de tratamientos, pero sin resultado alguno, hasta que se dio con la ambidextría, es decir, se los obligó a desarrollar la facultad de trabajar con la mano izquierda y entonces, como por encanto, recuperaron el lenguaje y desaparecieron los defectos que tenían al hablar. Más: los médicos observaron que muchos hombres, a los cuales se les había amputado el brazo derecho y que se vieron obligados a buscarse el sustento valiéndose del brazo izquierdo, no sólo cambiaron el tono de la voz, sino que se descubrieron en ellos facultades intelectuales hasta entonces desconocidas.

Sabemos que toda función de nuestro organismo radica en el cerebro, así que también forzosamente deben estar ahí los centros del lenguaje, y realmente es así.

Los centros del lenguaje corresponden a la tercera circunvolución de Broca, que está en relación directa con la mano izquierda, de manera que está científicamente comprobada la comunicación de los centros de lenguaje del cerebro con el brazo izquierdo, y en ello se funda el nuevo sistema de curar.

Curioso es por demás que el progreso de nuestra cultura está en relación con el aumento de los zurdos.

Mencionamos al principio los setecientos ambidextros de la tribu de Benjamín. La Biblia nos cuenta que esta tribu era en aquel entonces de 27.700 hombres. Así, pues, resulta el 2.6 por ciento.

Una estadística que se hizo hace muchos años en el ejército alemán, para precisar los buenos tiradores, dió 3.87 por ciento de zurdos, que subió al cabo de otros años a 4.6 por ciento, y últimamente se examinó a este respecto los niños de las escuelas de Berlín y se descubrieron un 10 por ciento de zurdos. Se ve, pues, un constante aumento.

Estos estudios hicieron observar después los dibujos y relieves que hay en las tumbas egipcias, y sobre todo en las Pirámides, Y se vió que cuando llegó la cultura egipcia a su mayor apogeo fue cuando hubo mayor número de zurdos.

Asimismo, en los genios del Arte podemos citar a un gran número de zurdos y casi se puede decir la mayoría de ellos: Goetlle, Wagner, el pintor Menzel y muchos otros ejecutaban grandes obras con la mano izquierda.

Se debería, pues, ejercitar la mano izquierda, pero nuestra cultura actual, al contrario, va forzada por la mano derecha, tijeras, abrelatas, puertas, ventanas y hasta los libros nos obligan a usar siempre la mano derecha y ay! de los pobres nenes cuando siguiendo el instinto natural quieren dar la mano izquierda; inmediatamente se intercepta la mamá con la observación: «No, niño; la otra mano».

¿Cuántas facultades se anulan por esta causa? Bueno sería llamar la atención a !lis maestras de escuela sobre la ambidextría, para que no entorpezcan el uso de la mano izquierda a los niños inteligentes, ya que se ve que hay algo extraño en esto. .

Debemos también llamar la atención sobre el hecho de que los músicos, pianistas y violinistas etc., casi siempre son de facultades intelectuales notables, además de ser personas cultas y de buena moral, lo que indudablemente induce a un estudioso de la ambidextría a suponer que los virtuosos de la música son buenos, no sólo por influencia de la música, sino por el ejercicio que hacen con la mano izquierda.

Es de inmensa importancia esto de la ambidextría, ante todo para los tartamudos, aquellos pobres seres que encuentran tantas dificultades en la vida a causa de su defecto físico; todo el mundo se cree con derecho a imitarlos y reírse de ellos, lo que constituye una crueldad sin nombre.

Nadie sabe lo que sufren estos seres, pero la mayor parte de ellos pueden, junto con ciertos ejercicios respiratorios, curarse en absoluto con la ambidextría.

Deseo llamar la atención sobre esto a los directores de las cárceles, donde cuentan con talleres en que, mediante el trabajo manual, se trata de regenerar al recluso.

Probad, aunque sólo por mera curiosidad, el ejercicio de la mano izquierda, sobre todo en los incorregibles, los difíciles de conducir, y veréis qué maravillosos resultados obtendréis.

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