Desde la noche profunda de los siglos existe la hermandad del delito, la fraternidad tenebrosa. Quien haya estudiado los protocolos de los Sabios de Sión comprenderá los planes y proyectos de la fraternidad tenebrosa.
Esta tiene su programa de acción y sus vínculos humanos de expresión. Analizando juiciosamente la cuestión de las sociedades anónimas descubrimos con infinito dolor que éstas son precisamente maravillosos instrumentos de la fraternidad tenebrosa.
En el fondo, las grandes sociedades anónimas constituyen los verdaderos gobiernos que se ocultan tras de los gobiernos nominales. Prácticamente los gobiernos nominales están de hecho controlados por las grandes sociedades anónimas. Así es como la fraternidad tenebrosa controla a los estados y a los pueblos.
Conocimos en cierto país una gran sociedad anónima que prácticamente había logrado monopolizar todos los productos de primera necesidad. Antes de que aquella sociedad anónima existiese, el maíz se compraba baratísimo en los mercados y no había hambre. Hoy en día ya ese producto se compra carísimo porque dicha sociedad lo tiene monopolizado. Nadie sino ella, tiene derecho a comprarlo y a venderlo, ella le pone el precio, ella lo explota. En otros tiempos los molinos trabajaban independientes moliendo el delicioso grano; ahora en ese desdichado país, ya los molinos están controlados por la dicha sociedad, y las pobres gentes tienen que comprar la masa a precio carísimo.
Aquella sociedad anónima tiene hambreado a ese país. Muchas veces compra todos los granos para llenar sus graneros, y luego los vende a países extranjeros. Con sus excesivas ganancias repone lo vendido comprando en el exterior granos de la peor calidad, quedado a su favor una gigantesca plusvalía, como producto infame del delito. El pueblo, el pobre pueblo, no come allí el grano que cosecha, el pueblo come el grano extranjero, el grano de la peor calidad, con que nuestros abuelos engordaban los cerdos.
Las grandes sociedades anónimas explotan los pozos del petróleo y arruinan el subsuelo de la tierra. En cierto país suramericano vimos cómo los nativos eran sacados por los alguaciles extranjeros cuando se atrevían a meterse en una región petrolífera explotada por una gran sociedad anónima extranjera. Así que estos nativos siendo ciudadanos de un país soberano e independiente, no tenían derecho a transitar por su propio suelo, por el suelo sagrado de sus padres. Esto de hecho es ya un atentado contra la independencia y soberanía de las naciones libres.
Dicha clase de sociedades anónimas son puñales clavados en el corazón de los países soberanos. Así es como las naciones pierden su independencia y se hacen esclavas.
Las grandes sociedades anónimas arruinan a los pueblos y les quitan su independencia. Las grandes sociedades anónimas monopolizan los productos de primera necesidad y hambrean a los pueblos. Las grandes sociedades anónimas compran todas las cosechas; las guardan en sus graneros, las revenden a los pueblos hambrientos, o las negocian con países extranjeros.
Esa es la triste realidad de dichas sociedades que no tienen más Dios que el becerro de oro.
Las grandes sociedades anónimas se apoderan de las mejores industrias para encarecer la vida. En cierto país, una sociedad anónima poderosa, se adueñó de los molinos cuando comprendió que éstos representaban una fuente de riqueza. Toda industria productiva, todo producto de primera necesidad cae tarde o temprano en las garras felinas de las grandes sociedades anónimas.
¿Quiénes constituyen las sociedades anónimas? Los personajes de la sombra, los adeptos de la magistratura negra, el enemigo secreto. Estos tenebrosos hambrean a los pueblos, y acaban con la independencia de las naciones soberanas.
Detrás de todo gobierno está desgraciadamente del enemigo secreto, el enemigo del pueblo cuyos vehículos de expresión son las sociedades anónimas.
Resulta duro decir que los gobiernos nominales, realmente son gobiernos títeres controlados por los hilos secretos de las grandes sociedades anónimas.
Los pueblos van alegres a las urnas electorales para elegir sus gobernantes y las grandes sociedades anónimas se ríen en secreto de la ingenuidad de los pueblos, porque ellas son las que verdaderamente gobiernan, así es como los pueblos de la tierra son defraudados. A estas poderosas sociedades anónimas no les importa el sistema de gobierno, o el partido político o los nuevos gobernantes escogidos por el pueblo. Ellas son las que gobiernan y eso es todo.
Las grandes sociedades anónimas están defendidas por las armas. Nadie puede oponerse contra ellas porque le cuesta la libertad o la vida.
Es necesario acabar con esos pulpos del pueblo, con esos instrumentos de la logia negra; ¿pero cómo? ¿De qué manera? ¿Con qué sistema?, Este es el problema que necesitamos estudiar serenamente si de verdad queremos extirpar este tumor canceroso de entre el seno de la humanidad.
No es por medio de la violencia como podremos acabar con las sociedades anónimas, la violencia provoca violencia, el odio engendra mayor odio, la mala voluntad engendra como es lógico mala voluntad. El espíritu de represalia daría más fuerza y poder a las grandes sociedades anónimas porque éstas están protegidas por las fuerzas armadas. ¿Cuál puede ser pues el método o sistema científico que nos permita acabar con las sociedades anónimas? ¿Cuál el procedimiento?
Las sociedades anónimas viven del pueblo. Realmente el pueblo sostiene a las grandes sociedades anónimas. Estas no podrían existir sin el pueblo. Cuando el pueblo le quita su apoyo a las grandes sociedades anónimas, estas desaparecerán. El pueblo es la extensión del individuo. Si queremos resolver el problema de la masa empecemos por resolver el problema del individuo. Si queremos acabar con las sociedades anónimas debemos empezar por instruir al individuo. El individuo ignora lo que son las grandes sociedades anónimas.
Es necesario que el individuo se haga plenamente consciente de lo que son dichas sociedades.
Es urgente instruir al individuo. Es urgente explicarle a la gente lo que son dichas sociedades.
No ataquemos a dichas sociedades. No justifiquemos jamás la existencia de tales sociedades. Es urgente estudiar a fondo el funcionalismo de las sociedades anónimas para hacernos plenamente conscientes de su existencia.
Es necesario saber que el individuo tiene la Conciencia profundamente dormida, aunque parezca increíble, el individuo vive soñando, trabaja soñando, anda soñando, el individuo necesita Despertar la Conciencia. Es urgente que el individuo haga plena conciencia de lo que son las sociedades anónimas. Esto sólo es posible acabando con la ignorancia. La masa ignora lo que son dichas sociedades, la masa sólo conoce las abreviaturas, S.A.
Si queremos que la masa deje de ser ignorante, instruyamos al individuo, todas las escuelas esotéricas, logias, sistemas, órdenes, etc., pueden cooperar en esta forma por el bien común. Todas las religiones y sectas pueden unirse a nosotros para trabajar acabando con la ignorancia del individuo. Así acabaremos con la ignorancia de los pueblos. Cuando la ignorancia desaparece, las tinieblas se acaban.
El peor enemigo del hombre, es la ignorancia.
Cuando el individuo se haga plenamente consciente de lo que son las grandes sociedades anónimas, cuando tenga plena conciencia del mal que ellas hacen al pueblo, cuando entienda a fondo que él también es víctima de esas sociedades, entonces dejará de cooperar con ellas. Ese es el camino del éxito. Ese es el sistema para acabar con esas sociedades. No Cooperar. Cuando el individuo no coopera, cuando el individuo no sostiene a tales sociedades, éstas desaparecen inevitablemente.
La masa no es sino la extensión del individuo. Si cada individuo deja de cooperar para el sostenimiento de dichas sociedades, la masa no cooperará, es decir, no sostendrá a tales sociedades parasitarias, y el resultado será su muerte inevitable.
La acción colectiva contra tales sociedades será el resultado de la comprensión individual, cuando el individuo ni le compre ni le venda nada a tales sociedades, la desaparición de estas será un hecho. Empecemos pues con el individuo, expliquémosle al individuo, a cada individuo, lo que son tales sociedades anónimas. Ese es el procedimiento. Más tarde podremos actuar colectivamente en forma ordenada y sistemática. Empero ahora debemos empezar por el individuo. Eso es todo.
Sólo es posible actuar colectivamente contra las sociedades anónimas, el día que cada individuo sea capaz de actuar individualmente con plena y absoluta conciencia de lo que hace.
Este sistema le parecerá muy largo a las gentes impacientes. Empero no existe otro camino. Los que quieren cambios rápidos inmediatos, en el orden económico y social, también crean normas rígidas, dictaduras de extrema derecha o extrema izquierda, no aspiran a que se sepa como pensar, dictan lo que hay que pensar. Todo cambio brusco defrauda, su propio objetivo y el hombre vuelve a ser víctima de aquello contra lo cual luchó. Con malos medios jamás lograremos buenos fines. Los sistemas económicos iniciados con revoluciones sangrientas y fusilamientos, están de hecho condenados al fracaso. Toda acción provoca reacción, y la violencia sólo puede provocar violencia.
Podemos destruir las sociedades anónimas por medios violentos pero ellas renacerían inevitablemente con formas nuevas que crearán de hecho nuevas amarguras y nuevo caos social. Sólo comprendiendo a fondo el mecanismo de dichas sociedades, y haciéndolas plenamente conscientes del proceso sutil de la codicia, podremos extirpar este tumor canceroso para siempre.
Necesitamos no comprar ni vender nada a estas sociedades si queremos acabarlas.
En efecto, las democracias están en crisis a nivel global porque los pueblos no se percatan de que las grandes sociedades anónimas concentran inmenso poder económico y político que ejercen en beneficio propio y contra del interés general. Intervienen en la política financiando las campañas electorales a cambio de filtrar a los candidatos que van a integrar las listas electorales. En tal virtud los que resulten elegidos serán obedientes a sus dictados.