912-caida-comunismo-postLa KGB hizo algunas contribuciones importantes a la demolición de las dictaduras comunistas en los estados satélites de Moscú. La KGB ayudó a derrocar los regímenes totalitarios en Alemania Oriental en forma bastante simple (Erich Honecker declaró después que hubo un complot para deponerlo), en Checoslovaquia, Polonia y Rumania. La televisión sueca ha mostrado documentales dónde varios representantes del ex régimen soviético confirmaron incluso, que una conspiración de este tipo fue controlada desde Moscú. Esa fue la razón por la cual fue tan fácil abrir las brechas en el muro de Berlín.

Fue el judío Kurt Goldstein, quien concibió la idea de construir tal muro. El jefe del Partido , el judío Walter Ulbricht, aprobó inmediatamente la idea. Esto fue revelado en ‘Der Spiegel’ (Nº16, 1991). Ese siniestro plan fue realizado el 15 y 16 de agosto de 1961. Puedo mencionar aquí, que los familiares de aquellos que fueron ametrallados intentando cruzar el muro, tenían que pagar las balas.

El presidente democrático de Checoslovaquia, Vaclav Havel, que es un francmasón, confirmó también que la KGB había hecho preparaciones para un golpe de estado y deponer al líder comunista Milos Jakes. No todo salió según sus planes, pero las preparaciones de la KGB llevaron directamente a la revolución llamada ‘terciopelo’ que barrió a los Comunistas del poder y llevó a Vaclav Havel al frente. El candidato presidencial de la KGB, Zdenek Mlynar, que vivía en Viena y era amigo desde la niñez de Gorbachev, se negó a tomar parte en el golpe. (Dagens Nyheter, artículo «KGB planerade kupp mot Jakes» / «La KGB Planificó un Golpe contra Jakes», 31 de mayo de 1990) En el documental de la BBC «Checo-mate dentro de la Revolución» se declaró que la KGB reclutó a personas para provocar un problema entre los estudiantes y así deponer a Jakes el 17 de noviembre de 1989. El jefe de la policía secreta, Alois Lorenz, había recibido instrucciones precisas de Viktor Grushko, el sub-jefe de la KGB que había llegado desde Moscú.

Se harían correr rumores sobre un estudiante que supuestamente habría sido asesinado en un choque con la policía. El agente Ludek Zivcak se le entregó la tarea de ser el supuesto asesinado. Una ambulancia fue enviada para llevarse el «cuerpo» inmediatamente. Esta operación (cuña) fue sólo parcialmente exitosa. Jakes fue depuesto, pero los agentes de la KGB no pudieron imponer silencio a las demandas de los estudiantes posteriormente.

La KGB también ayudó a liquidar el Comunismo en Polonia. Varios observadores políticos lo han revelado. Después de esto, era el momento para derrocar el régimen comunista de línea dura en Rumania. En julio de 1994, el nuevo Servicio de Seguridad rumano, RIS, entregó un informe sobre las circunstancias, hasta ahora ocultas, que rodearon el derrocamiento del dictador Nicolae Ceausescu. RIS se refirió a los acuerdos secretos entre Bush y Gorbachev.

Aproximadamente 1.000 automóviles soviéticos comenzaron a llegar de pronto todos los días a partir del 9 de diciembre de 1989, (sólo 80 automóviles al día pasaban la frontera previamente). En cada automóvil iban dos o tres «turistas» hombres, bienconstituidos, entre 25 y 40 años de edad.

Voice of América había revelado antes, cómo los mensajes codificados dirigidos a los conspiradores habían sido publicados en la prensa rumana. RIS afirma que los agitadores comenzaron de pronto a emerger el 21 de diciembre de 1989.

Repartieron drogas, que provocó que las personas se sintieran lo suficientemente valientes como para enfrentar los tanques. Los «turistas» soviéticos (en realidad oficiales de la KGB) también tomaron parte en las asonadas cerca del pueblo de Craiova (‘Hommikuleht’, 19 de julio de 1994, pág. 7).

Rumania fue la única nación en el bloque Oriental que tuvo una «revolución» anticomunista sangrienta – cobró miles de vidas. El dictador Nicolae Ceausescu percibió la conspiración detrás de los eventos en una fase temprana e intentó hablar en la televisión sobre la intervención extranjera.

Al poco tiempo fue arrestado después de lo cual los vencedores decidieron ejecutarle rápidamente junto a su esposa, lo cual sucedió el 25 de diciembre de 1989.

El poder gubernamental fue tomado por el agente de la KGB, Ion Iliescu, que inmediatamente comenzó a «democratizar» Rumania.

Derrocar todos los regímenes europeos orientales que se negaran a ceder era también importante para Moscú que necesitaba persuadir a sus propios viejos Comunistas de la línea dura, para tomar una nueva dirección. Los Estados Unidos de América estaban detrás de todo esto, tal como un representante soviético lo indicó a la agencia informativa Reuters en noviembre de 1989. (Dagens Nyheter, 30 de noviembre de 1989) Fue también Estados Unidos de América quien incitó a la Unión Soviética para aplastar las rebeliones en Europa Oriental en 1956 y 1968, ya que los intereses de los altos círculos financieros lo exigieron. El escritor sueco rojo, Jan Myrdal reveló en el periódico ‘Folket i Bild’ (Nº 20, 1979, pág. 31) que «el Departamento de Estado norteamericano, a través de los diplomáticos suecos, antes de la invasión en 1956, le pidió a la Unión Soviética restablecer el orden en Hungría.» Antes del 4 de noviembre de 1956, el Departamento de Estado envió un telegrama explicativo a la dirección comunista en Moscú en que aclara que el gobierno norteamericano no está a favor de gobiernos hostiles a la Unión Soviética en las frontera de esta. («Archivos del Congreso», 31 de agosto de 1960, pág. 17 407.) Varios historiadores húngaros admiten que el gobierno norteamericano quiso hacer fracasar la revuelta anti-comunista húngara. La propaganda norteamericana también denunciaban que los húngaro habían comenzado a asesinar a los Comunistas judíos y que era por consiguiente tiempo para intervenir. Ésa fue una falsa declaración, sin embargo. Ni siquiera los verdugos judíos dentro del servicio de seguridad comunista fueron asesinados. De hecho, incluso el jefe judío de la odiada policía de seguridad, Gabor Peter (en realidad Benjamín Ausspitz), no sufrió ese destino.

Voice of América, entretanto, animaba a que los húngaros se sublevaran. Les convencieron que los Estados Unidos vendrían en su ayuda. Esto era meramente una puesta en escena para la galería, tal como el discurso de Allen Dulles sobre liberar a Hungría del Comunismo.

Los Estados Unidos serenamente miraron cuando Moscú aplastó violenta y cruelmente la revuelta. 1945 personas fueron asesinadas en Budapest y otras 557 en provincias. 20.000 personas quedaron heridas. (Dagens Nyheter, 1º de diciembre de 1990) Moscú usó 1.500 tanques y 150.000 tropas de infantería. 200.000 personas huyeron de Hungría. 40.000 fueron arrestadas.

En contraste, Estados Unidos y Moscú condenaron la agresión británica y francesa durante la crisis del Canal de Suez por el otoño del mismo año.

Washington también le dio luz verde al Kremlin antes de que entraran en Checoslovaquia. Zdenek Mlynar que era miembro del Politburó del Partido comunista en Checoslovaquia en 1968, reveló después de su escape a occidente que Leonid Brezhnev les había dicho a los líderes en Praga a finales de agosto de 1968, que el Presidente norteamericano Lyndon Johnson, le había asegurado a la Unión Soviética que Estados Unidos no interferirían con la agresión soviética en Checoslovaquia. (Zdenek Mlynar, «Nachtfrost» /»Escarcha nocturna», Colonia / Frankfurt am Main, 1978, pág. 301.) Los Estados Unidos se negaron dar el visto bueno cuando la Unión Soviética quiso atacar China en 1969. (Mikhail Heller y Alejandro Nekrich, «La Utopía en el Poder», Londres, 1986, pág. 713.) Moscú tuvo que archivar sus planes para atacar China. Pero se le permitía ocupar Kabul en 1979.

Los Estados Unidos también ayudaron a bajar al movimiento popular anticomunista Solidaridad en Polonia. El periodista sueco Ulf Nilson le dijo lo siguiente a Expressen el 24 de julio de 1989: «El hombre a quien el presidente norteamericano valoró más favorablemente – y más ayudó – fue al ex-dictador Jaruzelski. Sin la ayuda de Bush, el hombre que prohibió Solidaridad no habría sido elegido Presidente, pero Estados Unidos se pusieron al lado, paradójicamente, de los Comunistas.» La oficina principal de la CIA se aseguró que la operación con 1.200 hombres en Bahía Cochinos fuese frustrada a principios de abril de 1961. La mano invisible en este caso, no estaban interesados en deponer al francmasón y Marrano, Fidel Castro, a quien habían ayudado a llegar al poder.

¡Adivine quienes pagaron por su equipamiento, el alimento y las armas en los campos de entrenamiento mexicanos! El historiador Jean Boyer enfatizó que el dinero y las armas de Castro, no vinieron de Moscú sino de los Estados Unidos.

Fue el francmasón Eisenhower quien ayudó a que Castro tomara el poder. La ayuda militar a Cuba se envió posteriormente vía la Unión Soviética. Así que nosotros no necesitamos sorprendernos del hecho que se usaran 5.000 soldados cubanos para proteger las compañías petroleras norteamericanas y francesas en el área de Cabinda en Angola cuando las fuerzas guerrilleras de la UNITA atacaron las plantas petroleras extranjeras. («The Economist, Contra Nº. 5/1988.) Los Estados Unidos cesaron el apoyo al Presidente Anastasio Somoza en Nicaragua y empezaron a ayudar en cambio, secretamente a los Sandinistas Marxistas.

(Svenska Dagbladet, 21 Julio de 1989.) El Presidente James Carter cortó toda la ayuda militar a Nicaragua y prohibió la venta de hardware militar al país. La administración de Carter exitosamente cerró todos los mercados dónde Nicaragua podría comprar armas y municiones. El Fondo Monetario Internacional bloqueó dos veces con éxito créditos de reserva necesarios para Nicaragua.

La Casa Blanca presionó todas las compañías navieras para boicotear a Nicaragua y que la cosecha de café no pudiera ser exportada. El Departamento norteamericano de Agricultura dio arbitrarias instrucciones para que los inspectores de Carnes detuvieran las importaciones nicaragüenses a los Estados Unidos. Se dio público apoyo al movimiento comunista Sandinista. La Casa Blanca dejó que los marxistas tomaran Nicaragua.

(Anastasio Somoza y Jack Cox, «Nicaragua Traicionada», Belmont, 1980.) Según la versión oficial de la historia, la ayuda de la CIA a los Mujahadeen comenzó durante 1980, es decir, después que el ejército soviético invadió Afganistán, el 24 de diciembre de 1979. Pero esto no es correcto. El 3 de julio de 1979, el Presidente Jimmy Carter firmó secretamente la primera directiva para ayudar a los antagonistas del gobierno pro de-soviético, en Kabul.

Zbigniew Brezinski, el Consejero de seguridad Nacional en la Administración Carter, escribió una nota al presidente en que explicaba que esta ayuda iba inducir una intervención militar soviética contra Afganistán. (Le Nouvel Observateur, entrevista con Zbigniew Brezinski, 15-21 de enero de 1998.) Carter deseaba provocar una guerra en Afganistán.

Como si esto no fuera suficiente, la CIA incluso ayudó a la KGB a perseguir y descubrir críticos del régimen. El poeta de la propaganda soviético y francmasón Yevgeni Yevtushenko (en realidad Gangsnus) denunció esta ayuda en el periódico ‘Ogonyok’ el 6 de diciembre de 1988. El Senador Robert Kennedy, admitió durante una conversación con él, en 1966, que fue la CIA quien expuso a los críticos del régimen, Yuli Daniel y Andrei Sinyavsky que fueron inmediatamente llevados a juicio.

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