96-apoyo-usa-postRockefeller prestó especial atención en la construcción de la maquinaria bélica de los soviéticos.

Los expertos norteamericanos admitieron que el Comunismo estaba nuevamente en peligro y se derrumbaría sino se financiaba el primer plan quinquenal. Los norteamericanos también le continuaron financiando posteriormente, a pesar del hecho que la ignorancia de los rusos, constantemente presentaba nuevos problemas. El dinero norteamericano continuó entregando aliento de vida a este sistema frágil, ineficiente y brutal, a pesar de todas las dificultades.

Un contrato fue firmado con la Ford Motor Company el 1º de mayo de 1930. Ford prometió gastar 30 millones de dólares (aproximadamente 600 millones de dólares de hoy) para construir la industria automovilística soviética. Y así, los norteamericanos construyeron una fábrica de Ford en Nizhny Novgorod que se llamó la fábrica de Molotov y comenzó a producir 140.000 automóviles por año, en 1932, incluyendo al GAZ-A (Ford-A).

El francmasón Henry Ford se había asegurado previamente que los obreros rusos tuvieran una buena experiencia de trabajo en sus fábricas en los Estados Unidos.

También donó equipamiento. Los norteamericanos dirigieron la fábrica durante los primeros años. Ford mas adelante construyó fábricas en Ulyanovsk, Odessa y Pavlovsk dónde también se produjeron tanques. 10 millones de dólares en sueldos se pagaron a los norteamericanos cada año.

La American Electric Boat Company, y empresas italianas y británicas comenzaron a ayudar a la Unión Soviética a construir submarinos en 1930. La fuerza aérea soviética fue construida completamente con capital extranjero en los años treinta.

Moscú había comprado antes, aeroplanos de Alemania, Bretaña, Italia, EEUU y de otros países.

La American Seversky Aircraft Corporation empezó ayudar a la fuerza aérea soviética con la construcción de hidroaviones en 1937. Cuando la fábrica en Rusia estuvo terminada, podía producir 10 hidroaviones por día.

La Radio Corporation of America empezó construyendo el sistema de radio y telégrafo ya en 1927. La DuPont Company construyó cinco fábricas químicas en Rusia que producían (entre otras cosas), ácido nítrico, necesarios para la producción de explosivos.

Los rusos eran a menudo incapaces de construir una fábrica sofisticada, aun cuando los norteamericanos les dieron detalladas instrucciones. Así que el constructor industrial, de Detroit, Alberto Kahn, cerró un trato con Moscú el 30 de febrero de 1930, por el cual construiría varias industrias en la Unión Soviética. El costo total sumaba cerca de dos mil millones dólares. De los mayores proyectos que el sionista Albert Kahn llevó a cabo, puedo mencionar la fábrica de motores eléctricos en Elmash en los Urales y la fábrica de turbinas en Kharkov (diseñada por General Electric). Sus ayudantes más cercanos eran consejeros del gobierno soviético para asuntos relacionados con el segundo plan quinquenal, según la Enciclopedia Judaica.

La propaganda soviética sedujo a 100.000 obreros norteamericanos para ir a Rusia. A la mayoría de ellos no se les autorizó el regreso a casa. Se convirtieron en ciudadanos soviéticos contra su deseo.

Algunos que empezaron a protestar y criticar el Comunismo terminaron incluso, en campos de prisión. Esto demuestra cuanto asustaba a los traficantes del poder, que el público norteamericano conociera una detallada información sobre las reales condiciones en el «paraíso» comunista. 60.000 obreros alemanes también se mudaron al imperio de Stalin.

Describir todos los proyectos norteamericanos diseñados para construir el falso frente del Comunismo, tomaría demasiado espacio. Esto tendrá que ser suficiente.

La élite financiera internacional (Kuhn, Loeb & Co., Morgan, Rockefeller, Warburgs, Dillon, Cyrus Eaton, David Kendall y otros), quiénes cuidaron tanto a los Bolcheviques, también ayudaron a Adolfo Hitler a llegar al poder. Esto está confirmado por varios documentos y realmente es otro asunto.

Es un mito que los principales capitalistas no sabían lo que estaban haciendo.

Ellos supieron muy bien por qué ayudaron a ese tipo de bandoleros políticos. Ellos se aseguraron que la Unión Soviética recibiera toda la tecnología extranjera necesaria.

Que los recursos de los bolcheviques eran enormes también está claro, considerado el hecho que sólo un cuarto de la tecnología extranjera se usó realmente en la Unión Soviética, debido a la falta de orden en el país.

Hubo recursos técnicos que tuvieron que esperar diez años antes de que pudieran ser usados. Nadie pudo usar el equipo extranjero para una fábrica de azúcar en el área de Dnepropetrovsk, que había costado millones de dólares. Sólo el 13 por ciento de las bandas transportadoras que venían del exterior fue usado. El resto se oxidó. La situación en Uzbekistán era aun mucho peor. Sólo dos por ciento de las bandas transportadora que se habían enviado a Uzbekistán por los capitalistas extranjeros fue usado.

Esto fue revelado por Yuri Chernichenko en su artículo «Quién Necesita un Partido de Campesinos y Por qué? » (Literaturnaya Rossiya, 8 de marzo, 1991.) Stalin e Hitler tenían intereses comerciales comunes aunque se preparaban para aniquilarse uno a otro. Alemania vendió 36 aeroplanos, incluyendo 6 aviones de combate Heinkel He-100, 5 Messerschmidt Bf-llOs, dos bombarderos Junkers Ju-88 y otros a la Unión Soviética, según el acuerdo de comercio firmado en relación con el pacto de Ribbentrop el 23 de agosto de 1939.

Shavrov reveló esto en su historia sobre la construcción de aeroplanos. La Unión Soviética compró 22.000 toneladas de cobre de los Estados Unidos en noviembre de 1939 y luego lo vendió a Alemania. Algunas cargas se embarcaron desde México vía Vladivostok a Alemania. La Unión Soviética continuó entregando sus bienes hasta justo antes del ataque alemán.

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