Poco después que los Bolcheviques habían alcanzado el poder, Standar Oil compró un corredor de pozos de petróleo en Caucasia, aunque éstos estaban oficialmente nacionalizados.
Esta información viene del libro de Harvey O’Connor «El Imperio del Petróleo», Nueva York, 1955, pág. 270.
Antony Sutton explica que Standard Oil de Nueva York, construyó una refinería en Rusia en 1921, para fortalecer la economía Bolchevique. Standar Oil y su compañía subsidiaria, Vacuum Oil, vendían el petróleo ruso en los países europeos.
Estrechamente asociado con Standard Oil y otras pertenencias de Rockefeller, estaba Jacob Schiff de la empresa bancaria de Wall Street, Kuhn, Loeb & Co. El periódico ‘National Republic’ anunció en septiembre de 1927 que los Bolcheviques habían recibido incluso, un préstamo de 65 millones de dólares.
En 1928, el Chase National Bank de Rockefeller, comenzó a vender Bonos Bolcheviques en los Estados Unidos de América. Se construyeron diecinueve grandes refinerías de petróleo en la Unión Soviética entre 1917 y 1930, pero sólo una de estas unidades contenían piezas fabricadas en la Unión Soviética.
Incluso al principio, cantidades grandes de equipo industrial, maquinaria agrícola y municiones fueron llevadas a la Rusia soviética desde los Estados Unidos. Durante los años 1921-1925, los norteamericanos entregaron 37 millones de dólares en maquinarias y otras tecnologías a los Bolcheviques.
A cambio, las compañías norteamericanas recibieron los derechos de extracción del oro en el Río de Amur. La compañía británica Lena Goldfields S.A. construyó una mina moderna con todo el equipo necesario cerca de Vitimsk en la taiga cerca del río Lena.
Una ensayada y probada técnica fue usada más tarde para ocultar este regalo: los Bolcheviques encarcelaron a todos los principales ingenieros británicos y les acusaron de espionaje económico.
Los prestamistas y empresarios menos importantes que actuaban solos, comenzaron a experimentar severos problemas con los líderes Bolcheviques locales, que tomaban la propaganda anti-capitalista oficial en serio.
Un ciudadano Checo, Benedickt que vivía en Viena, llegó a Rusia a principios de 1924. Compró un buque de vapor y lo cargó con valiosos bienes. Había recibido permiso oficial. El GPU en Novorossiysk embargó el vapor y encarceló a Benedickt. La dirección central dio la orden inmediata de liberar a Benedickt y devolverle sus bienes, pero las autoridades locales se negaron a obedecer. Benedickt terminó en Siberia (en la prisión Novo-Nikolaievsk). Le enviaron después a una prisión en Solovky dónde estuvo 3 años.
Un hombre de negocios finlandés no pudo encontrar un alojamiento conveniente en Moscú. A estas alturas, el GPU vino en su rescate y le ofreció un cuarto en la oficina principal de GPU. Terminó en la prisión de Butyrka. Normalmente se acusaba a empresarios de este tipo , incluyendo al nombrado Koch, de espionaje. (A. Klinger «El Trabajo Forzado Soviético», 1928.)
General Electric (una Subsidiaria de Morgan) en los Estados Unidos, hizo una contribución especialmente grande a la construcción del Imperio soviético. Esta compañía ayudó llevar a cabo el plan ‘GOELRO’ que fue diseñado para electrificar a Rusia a través de la construcción de 100 estaciones de suminstro eléctrico, entre 1920 y 1935.
Zinoviev en cambio habló de 27 centrales en enero de 1921.
Sólo una parte pequeña del plan se llevó realmente a cabo. El representante de la compañía, Carl Steinmetz, se dirigió a Lenín el 16 de febrero de 1922 y le deseó la mejor de las suertes en la construcción de su estado socialista. Lenín agradeció a Steinmetz por su ayuda en su respuesta escrita. (Lenín, «Collected Works», Vol. 27, pag. 275-276, y pág. 539.) Debe mencionarse probablemente aquí, que los directores de General Electric y Standar Oil también eran miembros de CFR (Concilio en las Relaciones Exteriores). Este grupo tiene una gran influencia en la sociedad, según el ‘Chicago Tribune’ (9 de noviembre de 1950). Se han aprovechado del prestigio que sus riquezas, posición social y la educación que les han dado, para llevar a su nación a la quiebra y al declive militar.
Entre los años 1927 y 1932, los ingenieros norteamericanos y británicos construyeron la central eléctrica Dneprogess con la ayuda de la tecnología norteamericana y los esclavos rusos. El Coronel Hugh Cooper completó el edificio en 1932. Dneprogess tenía 760 metros de largo y 60 metros alto, se llamó el edificio más grande del mundo. Producía 2.5 billones de Kwh de electricidad por año.
Al principio, las centrales eléctricas (Volkhov, Svir y Dneprogess) fueron construidas completamente por la General Electric. La compañía planificó más tarde, una gran fábrica de turbinas en Kharkov, para que los rusos pudieran producir sus propias turbinas. La producción de esta fábrica era dos veces y media mayor, que las fábricas de General Electric en E.E.U.U. Seis ingenieros británicos (incluyendo Thornton de Metropolitan Vickers) fueron sentenciados a trabajos forzados por «sabotaje» en 1933 como forma de amedrentar a los otros ingenieros extranjeros para mantener silencio.
(Mikhail Heller y Alejandro Nekrich, «Utopía en el Poder», Londres, 1986, pág. 245.) Entretanto, más y más oro terminaba en las cámaras del tesoro de la élite bancaria. Las compañías norteamericanas empezaron a construir la industria pesada de la Rusia soviética ya a principios de los años veinte. Arthur G. McKee de Cleveland, diseñó la fábrica de aceros más grande del mundo en Magnitogorsk en 1928 y la construcción comenzó en enero de 1929. Se transformó en una réplica de la fábrica de aceros Garg en Indiana. Todo los equipos vinieron de los Estados Unidos de América, de Clearing Mach Corporation, entre otros. Los ocho hornos más grandes, también fueron construidos para los Bolcheviques. El complejo entero tenía 17 kilómetros a lo largo.
El Kremlin empezó a alardear sobre esto en su propaganda inmediatamente, tal como lo hizo con todos los otros proyectos gigantes que los norteamericanos emprendieron para la Unión Soviética.
Habían incluso, calculado de antemano, el número de obreros y esclavos rusos que esperaban que fallecieran durante la construcción.
Expertos y obreros alemanes y norteamericanos también trabajaron allí. Uno de éstos fue John Scott, que fue empleado como soldador en septiembre de 1932. Trabajó en Magnitogorsk durante cinco años. John Scott tuvo bastante suerte en recibir el permiso para dejar la Unión Soviética antes de la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de los expertos extranjeros ya había salido en 1932.
La producción de acero aumentó a 4.2 millones de toneladas en 1928. Según el plan, deberían haber sido, 10.5 millones de toneladas, pero incluso en 1933, el último año del primer plan quinquenal, rindieron sólo 5.9 millones de toneladas de acero.
Así, la producción sólo se había aumentado en 1.7 millones de toneladas. De esta forma, sólo 57 por ciento del plan fue logrado. Lo mismo pasó en todas las áreas, ya que la producción siempre era de una calidad mucho más baja que aquello que consideraron los cálculos. Stalin aún así, proclamó que el primer plan quinquenal había sido 93.7 por ciento exitoso. La economía monopolizada se convirtió en pobreza organizada en el futuro.
Un período de industrialización aún más grande comenzó en la Unión Soviética en 1926, dos años después de la muerte de Lenín. Durante dos años (1926-1927) la mayoría de las 788 fábricas mayores que se construyeron, fue con ayuda norteamericana.
Antony Sutton reveló: Hay un informe en el Departamento de Estado que nombra a Kuhn, Loeb y Cía. como los financistas del Primer «Plan Quinquenal». (Tecnología Occidental y el Desarrollo Económico Soviético, Vol. II.)
Durante este período quinquenal (1928-33) un total de 1.500 empresas industriales fueron construidas, incluso una fábrica de aviones, una planta de tractores y una planta de automóviles, según la Enciclopedia Soviético-Estonia (Tallinn, 1973, Vol. 5, pág. 439).