Cuando Gaston Naessens, un genio científico de Francia, comenzó a jugar con las longitudes de onda de la luz, los campos magnéticos y los filtros polarizados hace 70 años, terminó desarrollando un microscopio el cual brindaba una resolución de 30,000 de diámetro, lo cual era como inventar el telescopio Hubble para la prevención del cáncer.
Naessens llamó a su microscopio el Somatoscopio por su teoría de somátidos (que significa “cuerpos pequeños” en griego), los cuales son organismos que cambian de forma y que originalmente son los responsables del cáncer y muchas otras enfermedades degenerativas. Por primera vez en la historia, las etapas insidiosas de desarrollo del cáncer fueron visibles, gracias a este nuevo microscopio “Hubble”.
El cáncer en el presente es una enfermedad sencilla con una causa sencilla y una cura sencilla, pero la Medicina Oficial Occidental gana miles de millones de dólares manteniendo a la población en las tinieblas y creando miedo, el único medio que funciona de verdad para coaccionar a millones de personas a que no elijan otra cosa que no sea los únicos tres tratamientos de la medicina oficial (cirugía, quimioterapia y radiación) que solamente perpetúan y empeoran a un asesino propiciado químicamente.
La causa: El cáncer es causado cuando las células son privadas del oxígeno. Esas células padecen luego mutaciones y se multiplican de forma incontrolable, ganándole la batalla y la guerra a tus células sanas, hasta que se apoderan de un órgano vital o finalmente suprimen el sistema inmunológico, conduciendo a la muerte. Pero el cáncer es causado y estimulado por los químicos. Los “agentes” químicos en la comida, el agua y en el ambiente ayuda a las células cancerosas a “alimentarse”. Sin embargo, cuando las células se oxigenan, el cáncer no puede sobrevivir. Así que, la pregunta es, ¿cómo oxigenar a las células para evitar que sigan mutando?
La cura: Después de 40 años de investigación en bacteriología y biología, Gaston Naessens descubrió que las células cancerosas atraviesan varias etapas (al menos 16), las cuales pudo ahora ver en acción a través de su Somatoscopio. Su investigación no fue un milagro de la noche a la mañana tampoco, pero se basó en trabajos previos de otro científico francés, Antoine Bechamp, quien postuló en la década de los años 1870s sobre estos microorganismos que cambian de forma, a los cuales nombró microzimias. Naessens descubrió una forma de evitar que las células cancerosas se alimentaran después de las primeras fases de desarrollo, antes de que tuvieran oportunidad de invadir a las células saludables vecinas y robarles sus nutrientes. Naessens documentó con gran detalle el ciclo de 16 etapas de mutación somátida.
En su opinión, el cáncer era una enfermedad sencilla fácilmente curable y prevenible. Estaba en lo cierto. El Somatoscopio permitió a Naessens observar, identificar y clasificar las formas bacteriales a medida evolucionaban y mutaban. Las primeras tres etapas de éste desarrollo del sómatido era visto en la sangre de todos los individuos, pero si esta bacteria mutaba todavía más o no, dependía del ambiente interno, dígase la presencia de carcinógenos en la sangre. El somátido puede luego desarrollar “trefones” o sustancias como hormonas las cuales inician el proceso de división celular.
Básicamente, cuando la bioquímica de un cuerpo se vuelve desbalanceada debido a toxinas, como el excesivo consumo de alcohol, cigarrillo, la dieta deficiente, el estrés y/o el envenenamiento químico (como ocurre con la quimioterapia), los somátidos atraviesan las 13 etapas adicionales de la mutación. Él trató de matar a estas células con radiación, pero no funcionó. Naessens luego desarrolló una sustancia que llamó 714X, con las cuales alimentó a las células mutantes. Ahí descubrió que la razón por las que las células atacaban a las vecinas era para robarles los compuestos de nitrógeno, los cuales a su vez paralizan el sistema inmunológico.
NOTA: El 714X está compuesto de alcanfor, cloruro de amonio, nitrato de amonio, cloruro de sodio, etanol y agua.
El inyectaría esto en el nódulo linfático para brindar una distribución más efectiva a través del cuerpo. Y funcionó. Las células cancerosas dejaron de atacar a sus vecinas saludables, el sistema inmunológico volvió a la vida y ese constituyó el fin del cáncer.
El microscopio de campo oscuro
El descubrimiento de Naessens en la investigación del cáncer puede atribuirse también a su uso “poco convencional” del microscopio de campo oscuro, el cual crea un campo de visión tan oscuro que los organismos son iluminados, usualmente de manera bosquejada, lo cual era como ver a las estrellas durante la luz del día viéndolas de noche.
En los 1940s, mientras se experimentaba en caballos, Naessens desarrollaba un suero de anticuerpos anticáncer al que llamó Anablast. Tuvo tanto éxito en Europa que las autoridades médicas francesas dejaron caer el martillo sobre él, cerrando su laboratorio, multándolo sin descanso y confiscando la mayor parte de su equipo.
Afortunadamente, Naessens escapó con su Somatoscopio y voló a Quebec. Naessens mantuvo un perfil bajo por años, temeroso de más persecución. Más adelante, en 1971, la fortuna le volvió a sonreír. David Steward, director de la prestigiosa Fundación McDonald-Stewart, se encontró casualmente con Naessens y decidió ayudarlo para que siguiera con su investigación en un laboratorio secreto en el campo, en las afueras de Montreal, lejos de la ortodoxa organización de la medicina oficial que dirige todos sus esfuerzos para suprimir la cura contra el cáncer.
De esta forma, los pacientes que estaban condenados al matadero del cáncer, testificaron en los tribunales a favor de Naessens y su tratamiento con 714X. Los pacientes que estaban muriéndose de cáncer de estómago y próstata juraron en la corte que los tratamientos de Naessens los salvaron, y con razón, ya que los juicios fueron más de diez años después de que los testigos fueron diagnosticados como casos terminales.
Incluso tiempo más tarde en 1981, un testigo de California, Gary Diamond, testificó que había sido diagnosticado con la Enfermedad de Hodgkin y le dieron las dosis máximas de quimioterapia y radiación, luego de lo cual su estado de salud empeoró todavía más. El paciente más tarde recibió 60 días de tratamiento con inyecciones de 714X y logró una mejoría completa.
“No existe una, sino muchas curas para el cáncer disponibles. Pero, todas son suprimidas de forma sistemática por la medicina oficial y sus organizaciones supresoras como la ACS (Sociedad Americana del Cáncer), el NCI (Instituto Nacional del Cáncer) y los mayores centros oncológicos. Esto es así porque poseen un interés pleno por mantener el status quo” – Dr. Robert Atkins.
Fuentes:
http://www.ahealedplanet.net/medicine.htm
http://consulmac.com/bicyclebob/somatid.htm
http://www.electroherbalism.com