El 5 de mayo de 1818, en el pueblo alemán de Tréveris, nació un bebe varón y recibió el nombre de Moses Mordecai Levi Marx. En su temprana juventud, fue conocido como cristiano. Su padre, Hirschel ha-Levi Marx, Juez de la Corte Suprema, como buen oportunista, se había convertido al cristianismo en 1816. El padre de Hirschel era un Rabino jefe famoso en Cologne. Su suegro también era un rabino.
El historiador Richard Laufner demostró en 1975 que Karl Marx no nació en una familia cristiana, sino que ellos habían guardado su fe judía en secreto.
Esta fue la razón por la cual le dieron un nombre Mosaico, justo después de su nacimiento. Moses Mordecai Levi sólo fue bautizado cristiano en 1824, a los seis años de edad y le dieron el nombre cristiano de Karl Heinrich.
El joven Marx fue a una escuela Jesuita que se había reestructurado como escuela secundaria secular. Al mismo tiempo, asistía a una escuela Talmúdica dónde aprendería que los judíos deberían gobernar el mundo. Bernard Lazar (Lazana), (1865-1903), un muy conocido funcionario y publicista dentro del Judaísmo, confirmó que Marx había sido afectado por el Talmudismo.
En agosto de 1835, Marx escribió su tesis de examen para estudios religiosos: «La Unidad del Creyente en Jesús». En él escribió, entre otras cosas, lo siguiente: «A través de nuestro amor a Cristo, volvemos nuestros corazones simultáneamente hacia nuestros hermanos que están ligados espiritualmente a nosotros y por quienes Él se entregó a sí mismo como un sacrificio.» (Marx y Engels, «Collected Works» Volumen I, Nueva York, 1979.) En su ensayo del examen en alemán, «Consideraciones de un Hombre Joven en Escoger su Carrera», él admitió: «La religión misma nos enseña que el ideal hacia el cual todos se esfuerzan por alcanzar, se ha sacrificado a sí mismo por la humanidad, y ¿Quién se atreverá contradecir tal afirmación?» Después de la escuela secundaria, él estudió en la Universidad de Bonn y más adelante, en el otoño de 1836, en Berlín, pero él tomó su doctorado en Jena dónde los requisitos eran más bajos que en Berlín.
Como joven estudiante, Karl Marx pasó por una transformación total. Comenzó a odiar a Dios. Esto era algo que admitió en su cruda poesía.
Dos de los poemas de Marx fueron publicados durante su vida en el periódico Atheneum en Berlín, bajo el título «Canciones Salvajes», el 23 de enero de 1841.
Cuarenta poemas y el drama en verso «Oulanem» escrito por Marx (el título es un anagrama de Emanuel, que significa Dios está con nosotros) han sido encontrados hasta este momento. Él escribió el último a los dieciocho años de edad.
Pero nadie se preocupó de su poesía que mayoritariamente tenía que ver con el fin del mundo y su amor por la muchacha de la casa vecina, Jenny Westphalen. En sus poemas amenaza vengarse de Dios y una y otra vez expresó su odio por el mundo. Juró lanzar a la humanidad al abismo y seguirlo después con una sonrisa en sus labios. Lanzó terribles maldiciones sobre la humanidad. Aún así, no se transformó en un ateo. En su poema «Der Spielmann», («El Violinista»), admitió: Ese arte, Dios ni quiere ni rechaza, salta al cerebro desde la negra niebla del Infierno.
Hasta el corazón embrujado, hasta que los sentidos titubean: Con Satán he hecho mi trato.
En otro de sus poemas, Marx prometió atraer a la humanidad con él al infierno en compañía de Satán. Estas palabras son reminiscentes de las expresiones de Jakob Frank.
Esto muestra que Marx fue influenciado por el Frankismo.
El padre de Karl Marx había entrado en contacto con el Frankismo y también había instruido a sus hijos en esta ideología. Así es cómo el joven Marx consiguió conocer el Frankismo, tal como se reflejó en su poesía. La conversión de su familia a la Cristiandad fue simplemente una maniobra social. El propio Jakob Frank había hecho lo mismo, cuando se convirtió en «Católico». Frank había, en cambio, seguido el ejemplo de Sabbatai Zevi de cambiar de religión por la seguridad de la causa.
Marx estaba encantado con la idea de la ruina moral de la humanidad. En su poesía, soñaba con un pacto con Satán. Estaba especialmente fascinado con la violencia.
Después, en su propia ideología, enfatizó que uno debe combatir la violencia con violencia. Llamaba a la humanidad «los monos del Dios frío».
La religión de Marx se revela claramente en su poema “La Invocación de Uno en la Desesperación» (Karl Marx, Collected Works», Vol. I, Nueva York, 1974): Así que un Dios ha tomado todo de mi.
En la maldición y tortura del destino.
¡Todos sus mundos se han ido más allá de la llamada! Nada más que la venganza queda para mí.
Construiré mi trono alto sobre la cabeza, Fría, tremenda sea su cúspide.
que su baluarte – el miedo supersticioso.
que su Mariscal – la agonía más negra.
Quién mire en él con ojos sanos, Retrocederá, cadavérico pálido y mudo, Asido por la ceguera y la fría mortalidad, Que la felicidad prepare su tumba.
Aquí está el fin del drama «Oulanem» (Robert Payne «El Karl Marx Desconocido», Nueva York University Press, 1971): Si allí hay algo que devora, Yo saltaré dentro de él, aunque lleve el mundo a la ruina – El mundo que existe entre yo y el abismo Romperé en pedazos mis permanentes maldiciones.
Lanzaré mis brazos alrededor de su áspera realidad, Abrazándome, el mundo fallecerá silenciosamente, Y entonces hundirse sin decir nada, Perecido, sin existencia – eso sería realmente vivir.
En su poema «Muchacha Pálida» Marx escribe: Entonces cielo, yo he capitulado, lo sé perfectamente bien.
Mi alma, una vez fiel a Dios, fue escogida para el infierno.
En otro de los poemas de Marx, «Orgullo Humano» (publicado en «Revolución Mundial» por Nesta Webster, pág. 167), escribe lo siguiente: Con desdén lanzaré mi guante directo a la cara del mundo, Y veré el derrumbe de este gigante enano cuya caída no ahogará mi ardor.
Entonces podré caminar triunfante Como un dios, sobre las ruinas de su reino.
Cada palabra mía es fuego y acción.
Mi pecho es igual al del Creador.
El espíritu de estos poemas también era evidente en su «Manifiesto Comunista» y sus discursos posteriores. El 14 de abril de 1856, dijo: «La historia es el juez, el proletariado es el verdugo» (Paul Johnson, «Los Intelectuales», Estocolmo, 1989, pág.
74.) Marx encontró gran placer hablando sobre el terror, sobre casas marcadas con cruces rojas que indican que los moradores serán asesinados.
La lectura es el mejor maesto para la formación integral de una persona. Si no fuera por Uds. creo que nunca hubiera conseguido la información precedente. Sinceramente los felicito por «abrirnos los ojos» ante una realidad maquillada de Marx.
Hola veneravles Hermagdus como estan , Tambien hay ke saver Doktrina pada emplamara las kosas tal kua son
Les fasilito Ete Link pada ke aveces no seamos Tan lijeros y demos Weordansia ala Doktrina Komo Tal
Por ejemplo en esta seksel se havla de Induseus Y MARX
http://www.gftaognosticaespiritual.org/01-b-el-kristo-rojo-de-akuario-por-kelium-zeus-induseus/
Kon esto no desamerito la lektura del livro ke rekomendais , si mas Bien Hacer mejos las Kosas
felisistalese por su ovra por la difusel del Desperta de la Konsiensia
Exitos y Adelante Guerreros