Para comprender y apreciar cómo la enfermiza medicina occidental se convirtió en lo que es desde hace 100 años, uno no necesita profundizar más que con la historia del infame Dr. Henry Cotton, quien hasta el día de su muerte, fue referido irónicamente como “una de las figuras más estimulantes de nuestra generación” por la revista American Journal of Psychiatry. Hasta el día de hoy, este maníaco doctor es considerado como un “abanderado de la medicina convencional”, a pesar de sus métodos medievales con los que torturaba a seres humanos inocentes.
El Dr. Cotton, no sólo usó tenazas para sacar dientes, aseverando que “mejoraría la salud mental”, sino que también removía quirúrgicamente las glándulas adrenales, senos nasales, órganos, intestinos, ovarios y testículos, adivinando a lo loco que esto podría curar las infecciones bacteriales. Aunque, da la casualidad, que esta tortura medieval no es tan diferente a los tratamientos contra el cáncer que la medicina oficial ofrece actualmente.
En tan solo dos años, de 1919 a 1921, el Dr. Cotton removió 11,000 dientes de sus pacientes en el Trenton State Hospital (TSH) en New Jersey como tratamiento contra la demencia. Luego, después de estudiar esos resultados, continuó con su “infame” investigación y removió amígdalas, estómagos y colones. Con las mujeres continuó con la remoción del cérvix, ovarios, trompas de Falopio y finalmente todo el útero. Su tasa de mortalidad superaba el 30% entre sus pacientes después de hacer una carnicería con los intestinos.
Cotton puso sus teorías escépticas en práctica en los Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial, gracias a una audiencia cautiva y al poder dictatorial de la medicina occidental. Aunque Cotton no contaba con evidencia que los trastornos mentales fueran causados por la caries dental o las bacterias intestinales; sus pacientes mentales a su disposición en el TSH no tenían ningún recurso legal que los amparara.
No hay registros de intentos por obtener el consentimiento informado de parte de sus pacientes y sus teorías chapuceras fueron puestas a prueba sin ninguna preocupación moral o ética por la humanidad o bienestar de sus pacientes.
Cotton simplemente mentía y presumía de sus éxitos a la prensa crédula y al ingenuo pueblo estadunidense, del mismo modo que hoy en día hace la FDA, CDC y AMA con la quimioterapia, la radiación y la cirugía contra el cáncer.
Millones de estadunidenses son sometidos a estas formas crudas y obtusas de tratar con una enfermedad celular la cual es causada por la ingestión de químicos.
Es muy raro que luego de pasar por el bisturí alguien pueda curarse del cáncer, al contrario, lo que logra es que las células cancerosas se propaguen hacia otras partes del cuerpo. Además, la quimioterapia y la radiación dañan por completo el sistema inmunológico y por consecuencia los pacientes ingenuos que se someten a estos tratamientos oficiales contra el cáncer quedan a merced de infecciones, más enfermedades y a una muerte costosa, lenta, dolorosa y miserable.
A medida que el Dr. Cotton envejecía, sus procedimientos se hicieron más radicales y delirantes, en especial, ya que no había consecuencias legales, políticas o médicas por sus acciones.
La reacción del Dr. Cotton ante la alta tasa de mortalidad por las operaciones de colon fue que no había hecho lo suficiente y creyó que pasó por alto “focos de infección” durante la cirugía. Así que continuaría removiendo más dientes y más áreas del colon. Es una historia bastante similar a la que hoy en día los cirujanos le dicen a los pacientes con cáncer cuando declaran que “acabaron con el cáncer”, solo para escuchar uno o dos años después al mismo doctor/oncólogo adinerado, que el cáncer se ha ubicado en otro lugar y que la única solución al problema es más cirugía, más quimioterapia y más radiación.
¿Qué es más loco: sacar dientes para componer problemas mentales o tratar a una enfermedad causada por intoxicación química (el cáncer) con más químicos tóxicos?
La mayoría de gente ingenua en el mundo occidental, sobre todo, son convencidas mediante prácticas intimidatorias a someterse a tratamientos médicos medievales sugeridos por sus doctores alopáticos, sin ningún conocimiento o consejo sobre remedios alternativos naturales no invasivos. No mucho ha cambiado la situación desde principios de los años 1900s en este aspecto. De hecho, el Dr. Cotton advirtió al público en general que la crisis de salud mental era “amenazadora para el país”, diciendo que era tan grave que algo tenía que hacerse y que “cualquier cosa era mejor que nada”.
Los tratamientos medievales del Dr. Cotton no eran del todo voluntarios tampoco. Muchos pacientes fueron llevados a la fuerza pataleando y gritando hasta la mesa de operaciones y luego fueron sujetados con violencia para que el “tratamiento” pudiera efectuarse. Otros, como hacen muchos en la actualidad, pagaron enormes sumas de dinero en el hospital para ser torturados, como se hace hoy en día con las innecesarias cirugías y tratamientos con químicos tóxicos que se administran.
En cierto punto, el Dr. Cotton anunció públicamente una tasa de curación del 85 por ciento, pero luego admitió que su estadística incluía a aquellos que murieron como consecuencia del tratamiento que les practicó, ya que esos pacientes “no seguían sufriendo más” por su enfermedad. Esto es bastante similar a las estadísticas que hoy en día la ACS/CDC promocionan diciendo que han curado el cáncer cuando la remisión post-tratamiento dura cinco años, aun cuando los pacientes mueren luego de ese período.
Fuentes:
http://schizophreniatreatments.bravehost.com/history.html